Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 1 Crónicas 29:11 Claramente implícito en el octavo mandamiento, “no robarás”, está el derecho a la posesión individual. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, afirma: “Toda persona tiene derecho a la propiedad individual, y en asociación con otros y nadie podrá ser arbitrariamente privado de sus bienes.” Hay tres formas en las que la propiedad, incluyendo las pertenencias, pueden ser poseídas; ganándolas, recibiéndolas como un regalo, o por medio del robo. La Escritura reconoce implícitamente el derecho de la propiedad a través del trabajo o a través del dar, pero expresamente prohíbe la tercera opción – el robo. En la iglesia primitiva en Éfeso, muchos fueron atrapados aún en la naturalez...