¿Quién contra mi?

Romanos 8 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Viviendo en el Espíritu

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!
16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Más que vencedores

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito:
    Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
    Somos contados como ovejas de matadero. m
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Reina-Valera 1960 (RVR1960) Copyright © 1960 by American Bible Society

Belleza

El maquillaje sale con agua, la belleza no.
Lo terrenal desaparece con el tiempo, lo celestial no.
Soy una Princesa Guerrera en busca de lo Eterno, Celestial y Verdadero.
Soy una Princesa Guerrera con brillo y belleza que viene del cielo, del resplandor de la Gloria de Dios en mi vida.
Sé quién soy, soy hija de Dios. Soy bendecida.

Diana Hernández. Administradora de la Página.
Princesa Guerrera

¡No temas!


Josué capítulo 1

Orden del Señor a Josué

Después de la muerte de Moisés, siervo el Señor, Dios le dijo a Josué hijo de Nun, asistente de Moisés: «Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas. Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies. Su territorio se extenderá desde el desierto hasta el Líbano, y desde el gran río Éufrates, territorio de los hititas, hasta el mar Mediterráneo, que se encuentra al oeste. Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.
»Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la *ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»
10 Entonces Josué dio la siguiente orden a los jefes del pueblo: 11 «Vayan por todo el campamento y díganle al pueblo que prepare provisiones, porque dentro de tres días cruzará el río Jordán para tomar posesión del territorio que Dios el Señor le da como herencia.»
12 A los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, Josué les mandó:
13 —Recuerden la orden que les dio Moisés, siervo del Señor: “Dios el Señor les ha dado reposo y les ha entregado esta tierra.” 14 Sus mujeres, sus niños y su ganado permanecerán en el territorio que Moisés les dio al este del Jordán. Pero ustedes, los hombres de guerra, cruzarán armados al frente de sus hermanos. Les prestarán ayuda 15 hasta que el Señor les dé reposo, como lo ha hecho con ustedes, y hasta que ellos tomen posesión de la tierra que el Señor su Dios les da. Sólo entonces podrán ustedes retornar a sus tierras y ocuparlas. Son las tierras que Moisés, siervo del Señor, les dio al este del Jordán.
16 Ellos le respondieron a Josué:
—Nosotros obedeceremos todo lo que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos envíes. 17 Te obedeceremos en todo, tal como lo hicimos con Moisés. Lo único que pedimos es que el Señor esté contigo como estuvo con Moisés. 18 Cualquiera que se rebele contra tus palabras o que no obedezca lo que tú ordenes, será condenado a muerte. Pero tú, ¡sé fuerte y valiente!

En Cristo yo venceré


Cuando falta el valor y me ciega el dolor.
Cuando desfallece mi fe y me siento caer.
En la fuerte tormenta o en la oscuridad
Cuando fallan mis fuerzas, Él la victoria me da.

Coro:
En Cristo yo venceré
En Cristo yo venceré
Mis fuerzas y mi fe
En Él confiaré.
En Cristo yo venceré.

Letra de Julissa.

Aprenda a hablar el lenguaje de Dios

Porque todo el que se sigue alimentando de leche, obviamente es inexperto en la doctrina de la justicia (en cuanto a ajustarse a la voluntad divina en propósito, pensamiento y acción) porque es solo un niño (incapaz aún de hablar). Pero el alimento sólido es para los maduros, para quienes tienen sus sentidos y facultades mentales ejercitados, por la práctica, para discernir y distinguir entre lo que es moralmente bueno v noble, y lo que es perverso y contrario tanto a las leyes humanas como a las divinas (Hebreos 5:13-14).

Necesitarnos tiempo para aprender la Palabra de Dios y para conocer Su corazón. Aunque muchas cosas están claramente definidas en la Palabra, y obviamente Su voluntad se expresa en ella, hay otras sobre las cuales debemos decidir, porque no están definidas en blanco y negro. Por eso necesitamos conocer Su corazón y ser guiados por Su Espírítu. La Biblia no nos dice qué tipo de automóvil comprar, o cuándo vender nuestra casa vieja y adquirir una nueva, o para cuál empresa trabajar. Si, por ejemplo, trabajamos para una compañía y deseamos un ascenso o promoción en el cargo, ese deseo puede ser la voluntad de Dios para nosotros, pero también podría ser codicia.
¿Cómo podemos saber la diferencia? El tiempo nos da la respuesta. Toma tiempo conocer a Dios, conocer nuestros corazones y alcanzar la capacidad de ser totalmente sinceros con nosotros mismos y Con el Señor. Toma tiempo conocer nuestras motivaciones internas y determinar si ellas son puras o no.

Joyce Meyer, ¡Esta boca mía!


La Palabra de Dios...

2 de Timoteo 3:16-17
Toda la Escritura ES inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 
La  Palabra de Dios es tan necesaria para nuestras vidas como lo es la leche para los recién nacidos.














¡El Victorioso vive en mi!


Promesas inspiradoras acerca del valor



Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti (Isaías 43:1-3).

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia... Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo (Isaías 41:10, 13).

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas (Salmo 31:19-20)

Una nota de Max: Valor
¿Te vendría bien un poco de valor? ¿Estás retrocediendo más de lo que te mantienes firme? Jesús disipó los temores que abrigaban sus nerviosos discípulos.
Hay que recordar que los discípulos eran personas comunes a quienes se les confió una apremiante tarea. Antes de figurar como santos en los vitrales de las catedrales, eran simplemente vecinos que trataban de ganarse la vida y criar una familia. Ni estaban hechos de fibra teológica ni se habían criado con leche sobrenatural. Pero su devoción superaba un poco sus temores y como resultado hicieron cosas extraordinarias.
Los temores terrenales realmente no son temores. Responde la gran pregunta de la eternidad, y las pequeñas interrogantes de la vida tomarán su verdadera perspectiva.
(Aplauso del cielo, Max Lucado)

Es hora de ser feliz!

Despójate de todo el peso que llevas en la espalda, despierta tu sonrisa. Si, sonríe!

No hay mejor remedio para los malos tiempos que una sonrisa, una de oreja a oreja.

El frío y la noche oscura han pasado, ha llegado un nuevo día, mirar por la ventana y ve el sol brillar, Dios te sonríe.

Soy una Princesa Guerrera

"Por la noche durará el lloro
y a la mañana vendrá la alegría."
Salmo 30:5


Reflexión de hoy...

¿Qué estuviste haciendo?
 «Señor… no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua, y cuando trato de hacerlo, otro se mete antes» (Jn 5:6-7).

 ¿Se está quejando el hombre? Quién sabe. Pero antes de que dediquemos mucho tiempo a este pensamiento, observe lo que sucede a continuación.

 «—Levántate, recoge tu camilla y anda —le contestó Jesús. Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar» (w. 8-9).

  Ojalá pudiésemos hacer eso. Desearía que aprendiésemos que lo que Él dice ocurre. Cuando Jesús nos diga que nos levantemos, hagámoslo.

 Max Lucado

Princesa, Guerrera, Hija

Ora

Hay un lugar donde el temor desaparece, hay un lugar donde mi fe se fortalece, hay un lugar donde la paz es quién manda, en este lugar está el Señor. Ora! Entra en la presencia del Señor con toda confianza.
Junté mis manos con fuerza y clamé a Dios. Él escuchó el clamor de mi débil corazón. No tenía nada y ahora tengo una vida y una nueva historia, hermosa, escrita por el dedo de Dios.

Espera...

Espera en el Señor. Incluso cuando el cansancio hace flaquear tus pasos. Espera en el Señor. Aunque soledad te estruje el pecho. Espera en el Señor. Incluso si el corazón está angustiado. Espera en el Señor. Aunque todo parezca ir peor. Espera en el Señor. Hay un Dios que te ama! Que todo lo puede transformar. Su amor te sustentará. Esperar en Él. Y todo lo que ha prometido... lo hará! Soy Una Princesa Guerrera

Aligera tu equipaje

Por amor a los que ama, aligere su equipaje. Por amor al Dios que sirve, aligere su equipaje. Por amor a su propio gozo, aligere su equipaje. En la vida hay pesos que usted simplemente no puede llevar. Su Señor le pide que baje su carga y confíe en Él. Él es el padre en el lugar donde se reclama el equipaje. Cuando un padre ve a su hijo de cinco años que trata de arrastrar y sacar del carrusel el baúl de la familia, ¿qué dice? El padre dirá a su hijo lo que Dios le dice a usted. «Deja, hijo mío. Yo lo llevaré». «Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» ( 1 Pedro 5.7 ). Del libro: Aligere su equipaje de Max Lucado

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