Bendito sea mi Rey y Salvador, mi Amado Guerrero Victorioso, quien me hace justicia. Soy su princesa guerrera y Él me ha enseñado a alabarle mientras pelea por mi. El es fuerte en batalla y me eleva sobre todos aquellos que buscan hacerme mal. Puedo descanzar y confiar en Él, tengo victoria segura en Cristo. No tengo temor, porque el León de Judá está conmigo para darme la victoria! "Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y enaltecido sea el Dios de mi salvación;" Salmo 18:46
Oh Jesús, en mí misma, nada puedo. Mi educación no me basta, mis logros no me bastan. Todo lo que he aprendido no me basta ¡Sólo Tú me bastas! ¡Señor, ayúdame, quiero vivir en ti ! Que se cumpla en mí tu palabra. Que para mí el vivir seas Tú. Soy una Princesa Guerrera

Mi Príncipe:

Estoy lista para dejar que hagas de mí un hermoso reflejo de lo que eres. Permíteme fijar mi mirada en ti, para que pueda verme como tú me ves. Estoy lista para caminar como tu novia y princesa por el resto de mi vida. No deseo que nadie más que tú, mi Señor y Príncipe, defina mi verdadera belleza. Por lo tanto, ¡por favor, abre mi corazón para que pueda recibir tus palabras de verdad acerca de quién soy realmente! Con amor, tu novia, quien ama lo hermosa que la haces sentir. ¡TE ALABO PORQUE SOY UNA CREACIÓN ADMIRABLE! ¡TUS OBRAS SON MARAVILLOSAS, Y ESTO LO SÉ MUY BIEN! SALMO 139:14 (Su Princesa, la Novia Cartas de amor de tu Príncipe Sheri Rose SHEPHERD)

Mi hermosa novia:

Eres tan hermosa para mí. Desearía que por un momento pudieras ver lo que veo cuando te miro. Cuando te contemplo, veo un tesoro listo para ser descubierto, una princesa lista para brillar, y una novia lista para ser amada. Cuando te miro… ¡amo lo que veo! Si pudieras comprender lo hermosa que eres a mis ojos, jamás volverías a sentirte insegura. La belleza que puse en ti al crearte es un reflejo de mí, amada. Te creé a mi imagen, ¡así que no vuelvas a poner en duda que tu belleza eternal es aliento del cielo! Con amor, tu venerado Príncipe. EL REY ESTÁ CAUTIVADO POR TU HERMOSURA; ÉL ES TU SEÑOR: INCLÍNATE ANTE ÉL. SALMO 45:11 (Su Princesa, la Novia Cartas de amor de tu Príncipe Sheri Rose SHEPHERD)

Mi Señor y Esposo

Mi Señor y Esposo: Estoy maravillada. Qué extraño y asombroso es pensar en ti, mi Dios, como mi Esposo eternal. Quedo atónita al descubrir que soy tu novia, la novia de Cristo. Sí, quiero que descubras el velo y me dejes verte como mi Príncipe, y a mí como tu princesa y novia. Eres el verdadero y único amor que mi corazón siempre ha anhelado. Así que hoy me postro ante tu altar, dispuesta a entregar mi corazón, mi alma, todo lo que soy… Quisiera poder encontrarme conmigo misma al comenzar a buscarte con todo mi ser. Con amor, tu princesa, tu novia. (Su Princesa, la Novia Cartas de amor de tu Príncipe Sheri Rose SHEPHERD) ¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado. APOCALIPSIS 19:7

SOY SU HIJA... SOY HEREDERA

JUAN 1:12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre. ROMANOS 8:17 Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria.

PROMESAS INSPIRADORAS ACERCA DE LA FE

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve... Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía... Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:1, 3, 6). En el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Romanos 1:17). Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos... Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven... (2 Corintios 4:8–9, 16–18). Una nota de Max: Fe Fe es la creencia de que Dios existe y de que es bueno... Es optar por creer que aquel que lo hizo todo no lo ha abandonado y que aún envía luz a donde hay sombras y responde a las expresiones de fe. Fe es creer que Dios hará lo correcto. Dios dice que cuanto más desesperanzadoras son tus circunstancias, más cercana está tu salvación. Cuanto mayor es tu necesidad, más genuinas son tus oraciones. Cuanto más oscura es la habitación, mayor es la necesidad de luz. La ayuda de Dios está a la mano, y siempre disponible, pero sólo se le da a quienes la buscan. (Todavía mueve piedras)

Promesas inspiradoras acerca del valor

Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti (Isaías 43:1-3). No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia... Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo (Isaías 41:10, 13). ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas (Salmo 31:19-20) Una nota de Max: Valor ¿Te vendría bien un poco de valor? ¿Estás retrocediendo más de lo que te mantienes firme? Jesús disipó los temores que abrigaban sus nerviosos discípulos. Hay que recordar que los discípulos eran personas comunes a quienes se les confió una apremiante tarea. Antes de figurar como santos en los vitrales de las catedrales, eran simplemente vecinos que trataban de ganarse la vida y criar una familia. Ni estaban hechos de fibra teológica ni se habían criado con leche sobrenatural. Pero su devoción superaba un poco sus temores y como resultado hicieron cosas extraordinarias. Los temores terrenales realmente no son temores. Responde la gran pregunta de la eternidad, y las pequeñas interrogantes de la vida tomarán su verdadera perspectiva. (Aplauso del cielo)

¡Viva Jehová!

Bendito sea mi Rey y Salvador, mi Amado Guerrero Victorioso, el que hace justicia a sus hijas. Soy su princesa, su princesa guerrera, y El me ha enseñado a alabarle mientras pelea por mi. El es fuerte en batalla y me eleva sobre todos aquellos que buscan mi mal. Puedo descanzar en El, puedo confiar en sus promesas, tengo victoria segura en Cristo.

Soy su niña, soy amada.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: En que Dios envió a Su Hijo unigénito, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amo a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. – (1ra de Juan 4:9-11) Conoce pues que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos hasta mil generaciones. - Deuteronomio 7:9 Porque Jehová ama la rectitud y no desampara a sus santos. . . - Salmo 37:28

“…yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego” (Apocalipsis 3:18).

El oro refinado es suave y maleable, está libre de corrosión y de otras sustancias. Cuando el oro está mezclado con otros metales (cobre, hierro, níquel, etc.). se vuelve duro, menos maleable, y más corrosivo. Esta mezcla se llama “aleación”. Cuanto mayor es el porcentaje de metales extraños, más duro es el oro. Por el contrario, cuanto menor es el porcentaje de aleación, más suave y maleable es el oro. Inmediatamente vemos el paralelo: un corazón puro es como el oro puro (suave, maleable, manejable). Hebreos 3:13 dice que los corazones son endurecidos por el engaño del pecado. Son como sustancias agregadas que endurecen nuestros corazones de la misma manera que una aleación endurece el oro. Ello reduce o quita por completo la imagen de Dios en nosotros, produciendo una pérdida de la sensibilidad. Nuestra capacidad de escuchar la voz Dios se ve obstruida. Nuestra agudeza visual espiritual disminuye. Es un escenario perfecto para el engaño. El primer paso para refinar el oro es molerlo hasta hacerlo polvo y mezclarlo con una sustancia llamada fundente. Luego, la mezcla se coloca en un horno donde se derrite a fuego intenso. Las aleaciones e impurezas son captadas por el fundente y suben a la superficie. El oro, más pesado, permanece en el fondo. Entonces se quitan las impurezas, o escorias (es decir, el cobre, hierro o zinc, combinado con el fundente) con lo cual el metal precioso queda puro. Observemos lo que dice Dios: “He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción” (Isaías 48:10). También dijo: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,…” (1 Pedro 1:6-7). Dios nos purifica o refina con aflicciones, pruebas y tribulaciones, cuyo calor aparta impurezas tales como la falta de perdón, la contienda, la amargura, el enojo, la envidia, y otras similares, del carácter de Dios en nuestras vidas. El pecado se esconde fácilmente cuando no está al calor de las pruebas y las aflicciones. En tiempos de prosperidad y éxito, aun un hombre malvado parece amable y generoso. Pero bajo el fuego de las pruebas, las impurezas salen a la superficie. Hubo un tiempo en mi vida en que pasé por pruebas intensas, como nunca antes había enfrentado. Me volví rudo y cortante con las personas que más cerca de mí estaban. Mi familia y mis amigos comenzaron a evitarme. Entonces clamé a Dios: “¿De dónde sale toda esta ira? ¡No estaba aquí antes!” El Señor me respondió: “Hijo, es cuando el oro se derrite que brotan las impurezas”. Entonces me formuló una pregunta que cambió mi vida. “¿Puedes ver las impurezas en el oro antes de que sea puesto al fuego?” “No”, respondí. “Pero eso no significa que no estén allí”, dijo él. “Cuando te tocó el fuego de las pruebas, estas impurezas salieron a la superficie. Aunque estaban ocultas para ti, siempre fueron visibles para mí. Ahora tienes que tomar una decisión que afectará tu futuro. Puedes continuar enfadado, culpando a tu esposa, tus amigos, tu pastor y todas las personas con las que trabajas, o puedes reconocer la escoria de este pecado como lo que es y arrepentirte, recibir el perdón y tomar mi cucharón para quitar todas esas impurezas de tu vida”. Jesús dijo que nuestra capacidad para ver correctamente es otro elemento clave para ser liberados del engaño. Muchas veces, cuando nos ofenden, nos vemos como víctimas y culpamos a los que nos han herido. Justificamos nuestra ira, nuestra falta de perdón, el enojo, la envidia y el resentimiento que surgen. Algunas veces hasta nos resentimos con quienes nos recuerdan a otras personas que nos han herido. Por esta razón, Jesús aconsejó a la iglesia: “unge tus ojos con colirio, para que veas” (Apocalipsis 3:18). ¿Ver qué? ¡Ver cuál es nuestro verdadero estado! Esa es la única forma en que podemos ser celosos y arrepentirnos, como Jesús ordena a continuación. Nos arrepentimos sólo cuando dejamos de culpar a los demás. Cuando culpamos a los demás defendemos nuestra posición, estamos ciegos. Luchamos por quitar la paja del ojo de nuestro hermano mientras tenemos una viga en nuestro ojo. La revelación de la verdad es la que nos trae libertad. Cuando el Espíritu de Dios nos muestra nuestro pecado, siempre lo hace en una forma que parece separada de nosotros. De esta manera nos trae convicción, no condenación. Mi oración es que la Palabra de Dios alumbre los ojos de su entendimiento para que pueda ver cuál es su verdadero estado y sea libre de cualquier ofensa que esté guardando en su interior. No deje que el orgullo le impida ver y arrepentirse. Estracto del libro: La trampa de Satanás, de John Bevere.

2014 AÑO DE PROTECCIÓN Y PUERTAS ABIERTAS

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