CALENDARIO MES DE MARZO


Continuando con el RETO de Leer la Biblia en un año, aquí les comparto el Calendario de lecturas para el mes de marzo. 
Espero que sea de bendición para ustedes y que puedan compartirlo con otros.
Bendiciones.



TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 28

“Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.” — Romanos 1:7 NVI 

Cada cristiano es llamado por Dios y designado a ser "santo", lo cual significa, apartado para Dios, de manera que podamos participar en Su obra en este mundo. En la salutación de Pablo a los cristianos en Roma, él se dirige a ellos con tres bendiciones divinas en relación con lo que significa ser santo.

Lo primero que Pablo dice es que un santo es amado por Dios. Eso plantea una pregunta: ¿No es todo el mundo amado por Dios? La respuesta es: "Sí”... "Porque de tal manera amó Dios al mundo", y eso incluye a todos. Hay una diferencia, sin embargo, entre ser amado y experimentar y disfrutar de ese amor. En primer lugar, es necesario que exista una relación antes de que el amor pueda ser recíproco. Un santo sabe que es amado por Dios porque está disfrutando personalmente del amor de Dios en una infinidad de maneras y Dios le habla íntimamente. Una relación amorosa y comprometida es una calle de doble vía donde hay comunicación constante.

Un santo es también receptor de la gracia de Dios. La gracia se entiende mejor si la contrastamos con la misericordia. Puede ser difícil de seguir, pero la misericordia es no recibir lo que merecemos y la gracia es recibir lo que no merecemos. Imagínenos que somos atrapados conduciendo por encima del límite de velocidad y una patrulla de policía nos detiene. En lugar de ponernos la multa que merecemos, el oficial de policía nos da una advertencia y nos deja ir. Eso es misericordia, no recibir lo que merecemos. Entonces justo antes de irnos, este mismo oficial dice: "espera un minuto." Él mete la mano en su bolsillo y nos da una barra de chocolate. Eso es gracia, darnos lo que no merecemos. Un santo vive con la convicción de que Dios cada día lo trata no por lo que merece, sino por lo que no merece. 

Como resultado del amor y la gracia de Dios, un santo también disfruta de la paz de Dios. Esto ocurre cuando conocemos y experimentamos el amor de Dios, y cuando dependemos de Su gracia para enfrentar la vida con todos sus traumas y ansiedades. Tenemos la paz interior que guarda nuestro corazón y mente en Cristo Jesús, la cual Pablo describe como “una paz que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7). Esta no es una paz que nosotros obtengamos, sino es una paz sobrenatural que proviene de Dios.

Ser santo significa descubrir quiénes en realidad somos y de qué se trata la vida. Es vivir con una permanente conciencia del amor de Dios, de Su gracia y de Su paz, en la que no sólo estamos seguros en cualquier situación, sino que estamos equipados para ser aparatados para la obra de Dios en este mundo.

ORACIÓN: Amado Señor, gracias por el privilegio que tenemos de ser parte de Tu obra en este mundo. Mantenme consciente de Tu amor, Tu gracia y Tu paz en todo lo que me has llamado a hacer. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué significa ser santo? ¿Estoy experimentando el amor, la gracia y la paz de Dios en mi vida?


VIA © Vive La Verdad

ADORA

ADORA incluso cuando las cosas no suceden a tu manera.
ADORA incluso cuando no ves la luz al final del túnel.
ADORA a pesar de que el viento está soplando con fuerza y tu barco parece que va a naufragar.
ADORA incluso cuando todo se escapa de tu control.
ADORA aunque la tormenta te haya sorprendido.
ADORA aun cuando el mar parece que no se va a abrir.
ADORA aun cuando los cielos parecen cerrados.
ADORA aunque parezca que los muros no van a caer.
ADORA en la lucha.
ADORA en la prueba.
ADORA en el valle.
ADORA en los montes.
ADORA en el pozo.
ADORA en el horno de fuego.
ADORA cuando todo está bien.
ADORA cuando todo va mal.
Tu ADORACIÓN mueve el corazón de Dios.
Tu ADORACIÓN rompe cadenas y derriba murallas.
Tu ADORACIÓN transforma la atmósfera.
Mientras tu ADORAS el Señor trabaja.
Mantente firme.  
No te quejes.
Solo ADORA.
Porque Dios va a cumplir cada una de Sus Promesas en ti.



TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 27

“Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada.” — Filipenses 2:14-15 

Una vez que hemos sometido nuestra vida a Jesús, empezamos a vivir para Su agenda, pero esto no significa que vivamos como si estuviéramos flotando seis pulgadas arriba del suelo. Por el contrario, entre más sometemos nuestra vida a Jesús, mejor tendremos los pies puestos en la tierra y seguiremos adelante con la vida.

Proverbios 3:6 (RVR1960) dice: “Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Esta es una promesa de Dios, pero Sus promesas son condicionales y están hechas dentro del contexto de una relación con Él. Nuestra parte es reconocer a Dios en todos nuestros caminos y Él automáticamente se compromete a guiarnos. Jesús dijo: Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:5). Esto es algo que Pablo reconocía profundamente. Al final de sus viajes misioneros, Pablo siempre informaba a la iglesia en Antioquía, no de lo que él había hecho para Dios, sino de lo que Dios había hecho a través de él.

Una vida con Jesús es una vida de servicio porque siempre estaremos en Sus asuntos dondequiera que Él nos lleve. Podemos creer que tenemos un trabajo mundano, pero no debemos sentirnos despreciados por eso. Con el tiempo, Dios probablemente nos moverá, pero donde quiera que estemos ahora, la realidad es que Dios nos ha puesto allí para Su propósito. Por lo general, en un ambiente abrumadoramente secular no veremos evidencia de una relación con Dios. Pero debemos recordar que, como cristianos, somos la luz que Dios trae al lugar donde Él nos haya puesto.

Esto no significa, de ninguna manera, una vida cristiana "superior" o una vida cristiana "más profunda". Watchman Nee, un líder y autor cristiano del siglo XX en China continental, dijo que la vida cristiana promedio es tan subnormal que la vida cristiana normal parece ser anormal o superior... pero esta es la vida cristiana normal. La vida Cristiana fructífera no es el resultado de nuestra capacidad de imitar a Dios, sino de Su habilidad para dirigir nuestras vidas y reproducirse así mismo en nosotros.

La vida cristiana no es acerca de nuestra perfección, sino acerca de nuestra disponibilidad. Consiste en una relación íntima y profunda de amor con Jesús, en la que Él mismo revela sus planes para nosotros y nos pone a trabajar en unión con Él. Para el mundo en general, parece revolucionario y tal vez radical, pero también es real. En palabras de Pablo: “ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida” (Filipenses 2:15-16). Trabajar con Jesús da propósito divino a cualquier trabajo que hagamos. Para citar a Pablo otra vez, dice en el verso 16 que "Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no haber corrido ni trabajado en vano...” En la agenda de Jesucristo, no hay mejor motivación que eso.

ORACIÓN: Amado Señor Jesús, concédeme un espíritu de siervo en el que tenga un profundo deseo de trabajar contigo. Dondequiera que Tú me lleves, mantenme alerta a las oportunidades que Tú me pones para servirte. Gracias Señor Jesús.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué significa que seamos trabajadores juntamente con Dios? ¿Cuál es el significado del servicio a Dios? ¿Estoy sirviendo a Dios en el lugar que Él me ha puesto?


VÍA © Vive La Verdad

TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 26

“Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida.” — 1 Juan 1:1

En el verso de encabezado, Juan no está proclamando una filosofía o una teoría, sino se refiere a algo real al decir “lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos”, todo lo cual da testimonio de primera mano de la validez de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Pablo escribe a los corintios: “Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado” (1 Corintios 1:22-23). Esta es la prueba que Tomás quería: Cristo crucificado, y resucitado de entre los muertos.

En la ciudad de Atenas, Pablo recibió tres respuestas diferentes a la resurrección de Jesús. Algunos se burlaban; otros querían saber más y otros creyeron y vinieron a Cristo. ¿Qué hace la diferencia? Para muchas personas, cualquier cosa fuera de la experiencia racional es una enorme barrera para la fe cristiana. Al igual que Tomás, muchas personas quieren pruebas. Si Tomás hubiera dicho: «No puedo creerlo», sugeriría que él podría creerlo si se le presentaban más razones. Este era el estado de aquellos en Atenas que querían saber más. Sus mentes estaban abiertas, pero Tomás dice: "No lo creeré", lo que cierra cualquier otra posibilidad, incluso el hecho de que pudiera estar equivocado.

La esencia misma de la fe cristiana implica creer en algo que únicamente puede ser explicado de manera sobrenatural. Lo que hace la diferencia, es la disposición de nuestro corazón. Un corazón endurecido como una piedra no permite el acceso del Espíritu Santo, mientras que un corazón receptivo, abierto y flexible, da lugar a que el Espíritu Santo atraiga a esa persona hacia Cristo. Un corazón que fácilmente acepta y cree es un corazón contrito y humillado; es un corazón entendido que comprende que debe haber algo mucho más grande que la humanidad y que eso “mucho más grande” está en control de todo. Esta persona, por revelación del Espíritu Santo, encontrará la respuesta a la pregunta de por qué existimos y encontrará la vida misma en Jesucristo. Las señales y maravillas que Jesucristo realizó no es lo que nos salva. La Escritura habla de otras personas que resucitaron de entre los muertos, así que tampoco es la resurrección de Jesús. La crucifixión de Jesús es la que nos salva. Él murió por nuestro pecado. Cristo crucificado es el poder de Dios y Su resurrección de los muertos afirma la aceptación de Dios de la muerte de Cristo como nuestro sustituto.

Cuando Jesús se le apareció a Tomás, le dijo: “Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe” (Juan 20:27). Jesús voluntariamente proveyó la prueba física que Tomás quería, pero Tomás profundamente impactado se detiene en “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28). Ese fue un momento extraordinario. No todos los detalles necesitan ser resueltos, sino un sincero “¡Señor mío y Dios mío!”, le permitiría a Dios hacer la sintonía fina que necesita nuestro corazón.

ORACIÓN: Amado Señor Jesús, gracias por tomar mi pecado sobre Ti y por morir en mi lugar. Te pido que entres en mi vida y seas mi Señor y mi Dios. Te lo ruego en Tu precioso nombre. Amén.

PARA REFLEXIONAR: ¿Cuál ha sido mi respuesta a la resurrección de Cristo? ¿Cuál es la importancia de la resurrección de Cristo?


© Vive La Verdad


Mi Dios es...











TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 25

“Y no seas incrédulo, sino hombre de fe.” — Juan 20:27

Convertirse en cristiano no es algo que hagamos a la ligera. Existen preguntas, dudas, aprehensión e incluso podemos estar enfrentando las difíciles consecuencias de nuestro pecado. Disensión en el matrimonio, discordia dentro de la familia, aislamiento de los amigos y prejuicios en el trabajo son preocupaciones legítimas. Podemos buscar consejo de la familia, amigos, pastor o consejero; todo lo cual es legítimo y puede ser muy útil, pero el único lugar donde podemos ir y encontrar el verdadero consejo es cuando vamos directamente a Dios. Dios probablemente nos conducirá a una introspección honesta, la cual Él mismo puede iniciar para permitirnos llegar a la raíz de nuestra duda.

En el caso de Tomás, hay cuatro puntos básicos a considerar que pueden ser igualmente ciertos para nosotros. El primero es el aislamiento. El hecho que Tomás no estuviera con los otros discípulos cuando Jesús se les apareció por primera vez, es algo muy significativo. Estar alejado de otros cristianos nos dejará vulnerables a la duda. Vivimos en un mundo abrumadoramente secular que siempre absorberá lo espiritual. Necesitamos conectarnos con una comunidad de creyentes y permanecer conectados porque el aislamiento inevitablemente quitará el fuego de nuestro corazón.

En segundo lugar, tenemos el factor de la incredulidad. Los muertos están muertos y no se levantan. Hay Leyes naturales que todos conocemos y un muerto resucitado a la vida va contra toda ley natural. Desde cualquier perspectiva humana, la resurrección es absurda. Cualquier cosa tangible y fuera de lo normal, la tratamos con mucha precaución. La resurrección de los muertos está por fuera de las leyes de la naturaleza, lo cual en realidad da evidencia de que Dios está involucrado, porque todo acerca de Dios es sobrenatural.

En tercer lugar, nuestros temperamentos pueden condicionar nuestra perspectiva. Hay quienes siempre verán las cosas por el lado negativo y descartarán de plano aquellas cosas que son difíciles de creer, simplemente porque ese es su temperamento. Tienen que verlo para creerlo. En las tres ocasiones en que Tomás habla, su naturaleza se inclina hacia la negatividad y el pesimismo (Juan 11:16, 14:5 y 20:25).

En cuarto lugar, la terquedad puede prevalecer. Tomás no dice: “No puedo creerlo”, sino que dice “no lo creeré”. Podemos llegar a tener una docena de razones por las cuales no debemos creer algo, y la verdadera razón es porque simplemente no queremos creerlo. La terquedad puede mezclarse con la inseguridad y si no hemos sido testigos de lo sucedido, entonces no lo creeremos. Nuestras razones para la incredulidad no son intelectuales, aunque ponemos esa cortina de humo, pero son razones voluntarias porque en realidad son psicológicas, y al final, puede ser una raíz de orgullo la que nos impide creer. 

Ninguno de estos son problemas para Dios. Tampoco es Satanás el que está haciendo todo lo posible para atraernos hacia él mediante las dudas. La apertura y la honestidad con Dios garantizarán la dirección que necesitamos.

ORACIÓN: Amado Señor, ayúdame a enfrentar y superar cualquier problema que esté causando dudas en mí. Deseo dar ese salto de fe y confiar en Tu dirección para mí. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Cómo debemos afrontar la duda? ¿Por qué surge la duda? ¿Cuáles son las cuatro posibles causas de la incredulidad de las personas?


Vía © Vive La Verdad

TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 24

Así que los otros discípulos le dijeron: ¡Hemos visto al Señor! Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás. Juan 20:25

Tomás estaba no estaba en la habitación donde se estaban escondiendo cuando Jesús se apareció por primera vez a sus discípulos después de Su resurrección. Cuando Tomás regresó, los discípulos se alegraron de decirle que habían visto a Jesús. La respuesta de Tomás, como lo dice el verso en el encabezado, lo definió para siempre como "Tomás el incrédulo", pero él no era el único discípulo que dudaba y presentaba signos de incredulidad.

Mateo registra una ocasión posterior cuando Jesús se reunió con sus discípulos. “Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado. Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban” (Mateo 28:16-17). Muchos se identificarán con la oración de un hombre que le dijo a Jesús: “? ¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!” (Marcos 9:24). Adicionalmente, hay una historia de un hombre que vino a Cristo lleno de dudas y oró: "Oh Dios, si hay un Dios, por favor salva mi alma, si tengo alma. Y llévame al cielo cuando muera, si hay un cielo.” Este hombre basó todo en un “si” condicional, excepto por el hecho certero que algún día moriría. Lo que este hombre descubrirá es que sí hay un Dios, que sí tenemos un alma y que él es salvo por su fe en Jesucristo.

La duda no debe considerarse como perjudicial. De hecho, puede ser nuestra amiga. Jesús dejó a Tomás sólo durante toda una semana para que resolviera sus dudas. Aunque este puede ser un tiempo difícil y frustrante para muchas personas, es un proceso necesario. Durante estos momentos hay una generación con todo tipo de ideas, una gran turbulencia interna en curso que es necesario atravesar. Acelerar a las personas durante estos momentos, sólo obstaculizará la obra del Espíritu Santo en ellos y es el Espíritu Santo quien los convence.

La duda es buena cuando nos conduce a una búsqueda constructiva y verdadera. Dios ama a la persona que busca y Él responderá, pero la duda nunca es buena cuando se convierte en una excusa para no aceptar la verdad. Aquellos quienes dudan de manera reflexiva y honesta suelen estar en una posición mucho mejor que los creyentes que no reflexionan, porque cuando llegan a una sólida convicción, se aferrarán a ella. El Judas 1:22 dice: " Tengan compasión de los que dudan…"

Como cristianos, tenemos al Espíritu Santo en nosotros y es el Espíritu Santo quien da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Esto trae paz interior, la cual se deriva de Cristo en nosotros, quien en última instancia resuelve todas nuestras dudas. Cuando Tomás vio a Jesús después de Su resurrección, el impacto fue extraordinario. "¡Señor mío y Dios mío!" exclamó y esta vez con total entrega, total convicción. Jesús resolvió las dudas de Tomás y se convirtió en el apóstol que más lejos viajó, llevando el Evangelio a la India. ¡Es asombroso cómo Dios resuelve todas nuestras dudas cuando damos ese salto de fe en Él!

ORACIÓN: Señor, yo oro por aquellos que tienen dudas y están a la búsqueda. Que tu Espíritu Santo llene sus corazones y mentes y los guíe a una relación contigo. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Es la duda algo que debemos considerar malo? ¿Qué debemos hacer cuando nos veamos enfrentados a la duda?


© Vive La Verdad

TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 23

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” — Juan 7:38

La Fiesta de los Tabernáculos era una de las tres principales celebraciones del calendario judío. Era una fiesta de acción de gracias que duraba ocho días, en la que el pueblo reconocía la cosecha de otoño y la provisión de Dios. Judíos de todas partes, viajaban a Jerusalén y acampaban en sus tiendas en las calles, anticipando una celebración llena de regocijo y festividad.

Leemos en Juan 7:1 “Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.” Los versos 12-13 del capítulo 7 nos dicen: “Entre la multitud corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona». Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña a la gente». Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente.”

Al final de la fiesta, Jesús levanta el velo y habla abierta y audazmente acerca de sí mismo. Habían sido ocho días de festividad y bebida; una situación propicia para el comportamiento inmoral. Juan 7:37-38 dice: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Jesús no juzga a las personas, sino que siente compasión por las multitudes. Él proclama abiertamente quién es Él y lo qué Él puede hacer por ellos. Jesús usa la misma analogía que Dios usó cuando dijo a Jeremías: “Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13). 

Cuando nos alejamos de Dios, es decir, del agua viva, a la cual Juan hace referencia como el Espíritu (Juan 7:39), no nos movemos a tierra de nadie. El brillo de las cosas alternativas es atractivo y nos seduce fácilmente a cavar nuestras propias cisternas. Cualquier cisterna que no sea Cristo mismo, es una cisterna rota; tal vez inicialmente sea sólo una pequeña grieta, pero con el tiempo, la grieta se hará cada vez más grande y la cisterna pronto será incapaz de sostener el agua. De ser así, quedaremos exhaustos y sedientos de algo más. Este es el panorama que Jesús ve en el último día de la celebración y entonces le habla al pueblo.

El mensaje que Jesús da es tanto para creyentes como para no creyentes; a los creyentes para que regresen a Él y a los no creyentes para que vengan a Él. “El que cree en mí", dice Jesús, “de su interior correrán ríos de agua viva”. Estos “ríos de agua viva”, hacen referencia a la vida de Cristo viviendo en nosotros y a través de nosotros, la cual no sólo nos bendice, sino que nos convierte en un medio por el cual Dios lleva bendición a los demás.

ORACIÓN: Amado Señor, te pido que me guardes de cavar mis propias cisternas. Te pido que Tú seas en mí esa fuente de agua viva para bendecir a los demás. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Quién es la única y verdadera cisterna? ¿Cuál es el significado de los ríos de agua viva que correrán desde nuestro interior?

© Vive La Verdad


TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 22

“Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí.” — Juan 8:9

La Ley de Moisés exigía que una mujer sorprendida en el acto de adulterio fuera apedreada junto con el hombre, entonces la pregunta lógica es: ¿Dónde estaba el hombre? ¿Por qué no fue llevado ante Jesús?

Los fariseos eran la máxima autoridad de Israel bajo el gobierno romano y la mayoría de ellos eran hombres arrogantes, que tenían su propia justicia y cuyo propósito era ajustarse estrictamente a la Ley de Moisés. A lo largo de los años, la sociedad judía había devaluado el papel de la mujer, y las autoridades habían reinterpretado la Ley para acomodarla a sus propios prejuicios. En lugar de culpar al hombre, los fariseos ponían todo el peso de la conducta adúltera en la mujer. Hoy en día, ya sea en círculos judíos o cristianos, es posible catalogar algo como bíblico, en la medida que sea interpretado a través de una especie de consenso que conduce a asumir que eso es lo que dice la Biblia. Pero muy a menudo no lo es. Simplemente permitimos que nuestra interpretación de la Escritura se adapte gradualmente a nuestros propios prejuicios y expectativas.

Cuando las personas encuentran a Jesús, Él les revela la verdad acerca de ellos mismos. En lugar de condenar a la mujer y apedrearla, sus acusadores se alejaron uno a uno, empezando por los más viejos. Esto no fue debido a algún tipo de arrepentimiento, sino a la presunción de su propia justicia y al temor de quedar expuestos por sus pecados. Sabemos lo anterior porque los fariseos y los escribas todavía estaban tratando de desacreditar a Jesús poniéndole trampas para arrestarlo. Los fariseos continuaban siendo tan estrictos y rígidos como siempre, acusando y condenando a los demás, pero eran incapaces de verse a sí mismos.

¿Por qué los más viejos salieron primero? La propia justicia de una persona es mucho más difícil de quebrantar que la injusticia. Con el pasar de los años, nos aferramos más a nuestros propios caminos. O nos volvemos más amables, pacientes y comprensivos, o bien nos volvemos más duros, impacientes y amargados, pero no permanecemos estáticos. En sus esfuerzos por guardar la Ley, los fariseos se habían convertido en personas fustigadoras y guiadas por su propia justicia. Es posible que lo que Jesús haya empezado a escribir en el suelo hayan sido los nombres de los fariseos de mayor edad que se encontraban allí. La realidad es que esos fariseos se encontraban con una mayor necesidad de perdón que la mujer sorprendida en adulterio y Jesús estaba exponiendo el pecado que también había en ellos. 

Con el pasar de los años, nos volvemos más conscientes de nuestro pecado y si permanecemos en una íntima relación con Cristo, nuestra paciencia, amabilidad y compasión fluirán cada vez más hacia los demás. Dios no tiene absolutamente nada que ofrecer cuando nos presentamos delante de Él con una lista de todas las formas que hemos adherido a Sus leyes; Dios se da completamente a sí mismo a todo aquel que viene en humilde arrepentimiento delante de Él y le dice: “Ten misericordia de mí, soy pecador.”

ORACIÓN: Amado Señor Jesús, ayúdame a ser más compasivo y comprensivo con los demás. Mantenme en un espíritu de humilde arrepentimiento delante de Ti. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué sucede cuando venimos a Jesús en un espíritu de humilde arrepentimiento?

© Vive La Verdad

Galería de Arte Profético (DANZA)

Por Holly Trask

Ruido, llena sus oídos. Gente, se reúnen alrededor de ella. Aromas, que le llenan la nariz. Muros, la atrapan. Calor, llena la habitación. Alegría, está brillando a su alrededor. Pensamientos, ellos llenan su cabeza.

Ella se sienta en una fiesta, y lo que siente es lo mismo cada vez. No sé por qué, se empuja a sí misma pese todas las cosas terribles que siente, soporta,  porque es importante para todos aquellos alrededor. Si ella parece tener un mal momento, soporta en silencio, porque ella teme que eso les haga daño, y ella no quiere ser la razón de ello.


Ella ha luchado con la gente toda su vida. Ella nunca se acercó y nunca se preocupó de abrir su corazón a los que le mostraron su atención. Su mayor temor era perder a los que amaba. No quería perder su corazón, dejarlo ser roto, dejarlo ser aplastado. Lo guardaba con todo lo que tenía, por su falta de confianza.

Ahogándose en la muchedumbre de la gente, ella se sienta sola llena de dolor. Ella no quiere ser vista; Ella no quiere abrirse. Con una lágrima en la mejilla, levanta la cabeza mientras dobla  las rodillas.


Un movimiento rápido, Él la mira. Ella se da cuenta y lo sigue. Con curiosidad mira y mira un rostro. Este rostro es como ningún otro que haya visto jamás. Él la atrajo y ella quiso saber más. Sus ojos se clavaron en los suyos. En la sala llena de gente, era el único que veía. ÉL le extendió la mano y le preguntó si "dazaría con Él un vals de amor". Aceptando su oferta, tomó su mano y entró en su baile. Su vals del amor sería pronto su propia canción para cantar y gritar cada día por venir.

Comenzó su danza y la acercó. Tomando su mano, él la abrazó con fuerza. Ella lo sintió cerca y empezó a confiar. Cuando miró a sus ojos de amor, empezó a darse cuenta de algo nuevo. Con una voz tan débil, pronunció una palabra, "¿Por qué?" Y se puso a llorar.




Con ojos tan sinceros, capturó su mirada. Él respondió simplemente: "Confía".

Se limpió las lágrimas y comenzó a danzar su vals de amor. Un mensaje tan claro que empezó a ver, a ver quién era realmente. Él siguió guiándola y conduciéndola. Él le mostró cada paso mientras lo seguía. Estaba empezando a confiar en él y a abrir su corazón.

Un pequeño tropiezo fue todo lo que tomó para sacudir su confianza y tomarla de nuevo. Sin decir una palabra, la levantó y la devolvió a su cálido abrazo. Ella se alejó debido a su falta de confianza. Con una mano firme pero gentil, pudo demostrarle que podía confiar. Apartó el cabello de su rostro e inclinó su barbilla para poder mirarle a los ojos. Una vez que tenía los ojos clavados en los suyos, le dijo que confiara porque era amor. Él le dijo que este baile era su canción también, que ella podría ser feliz y confiar en que ella era amada. Le dijo que su guía y abrazo era lo que más necesitaba, porque sin él era un alma perdida. Ella soltó su miedo y lo dejó entrar. Su corazón estaba abierto por primera vez.



 Como su amado se derramó y fluyó en su corazón, ella estaba feliz por primera vez. "Oh Señor oh Señor", le gritó, "tu amor es tan hermoso, porque no lo merezco".

Con una simple y dulce respuesta: "Hija mía, amada mía, mi amor es tan bueno y tan perfecto para ti. Confía en mí y es gratuito para siempre. "

Con lágrimas de alegría y un corazón lleno de esperanza, ella continuó su vals, ya que es ahora su nueva canción, y para siempre y siempre será la danza que canta: El vals del amor.


Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
Cantares 2:10



















TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 21

“Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: ?Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.” — Juan 8:7

En el Evangelio de Juan, hay otra mujer sin nombre cuya vida fue grandemente impactada por su encuentro con Jesús. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la historia de la mujer descubierta en el acto de adulterio. Los fariseos y escribas eran los mayores antagonistas de Jesús y trajeron a esta mujer ante Él con el propósito de tenderle una trampa y así tener un pretexto para arrestarlo.

La Ley de Moisés declaraba que una mujer descubierta en el acto de adulterio debería ser apedreada junto con el hombre. ¿Estaría Jesús del lado de la Ley y haría que esta mujer fuera apedreada, dándole cierta credibilidad al hecho de que Él podría ser el Mesías o erraría al ponerse del lado de la compasión dejándola ir, probando que Él no era el Mesías? Ellos le dijeron: “Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?” (Juan 8:4-5). Jesús se inclinó y comenzó a escribir en el suelo con Su dedo. Ellos continuaron interrogando a Jesús, Él se enderezó y les dijo: "Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.". De nuevo, se inclinó y continúo escribiendo en el suelo.

La pregunta intrigante es: ¿qué escribía Jesús en el suelo? Si relacionamos una declaración profética que hizo Jeremías acerca del agua viva, podemos tener una idea de lo que Jesús escribió en el suelo. Jeremías dijo: "…todo el que te abandona quedará avergonzado. El que se aparta de ti quedará como algo escrito en el polvo, porque abandonó al SEÑOR, al manantial de aguas vivas" (Jeremías 17:13). ¿Es esto quizás un cumplimiento de esa declaración? ¿Había escrito Jesús los nombres de los acusadores de esta mujer en el polvo? Cuando comenzó a escribir en el polvo por segunda vez, sus acusadores se fueron, los más viejos primero hasta que Jesús se quedó sólo con la mujer.

Muchas personas creen que deben limpiar sus pies antes de venir a Jesús, pero la verdad es que Jesús se acerca al pecador. La necesidad más profunda de esta mujer no era quedar libre para volver con el hombre, sino ser perdonada. Ella conocía su pecado y no trató de defenderlo, sino simplemente se declara culpable delante de Jesús. Jesús no sólo la perdona, sino que la prepara para la vida tratando con su pasado, “Tampoco yo te condeno”, y con su futuro “ahora vete, y no vuelvas a pecar” (Juan 8:11). Jesús no trata con nuestro pasado sin tratar con nuestro futuro, pero primero debemos reconocer y confesar nuestro pecado, porque es esto lo que limpia el alma y nos equipa para volver al mundo a llevar el Evangelio.

ORACIÓN: Gracias, Señor, por la gracia y compasión que demuestras en perdonarme una y otra vez. Gracias por ser mi fortaleza y por permitirme volver al mundo a llevar el Evangelio. Amén.

PARA REFLEXIONAR: ¿Cuál es el significado de haber sido perdonado? ¿Qué debemos hacer con nuestro pecado?
© Vive La Verdad


TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 20

“Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos.” — Juan 4:22

Cuando Jesús trajo a la luz los fracasos matrimoniales de la mujer samaritana, ella inmediatamente cambió el tema y trató de poner a Jesús a la defensiva. De pie junto al pozo de Jacob y con gran conocimiento de sus propias raíces, le dijo a Jesús: “Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén” (Juan 4:20). Ella pudo haber dicho todas las cosas correctas y haber seguido todos los procedimientos correctos pero probablemente era una adoración totalmente aburrida, sin sentido y a un dios desconocido. Ella estaba inmersa en siglos de tradición, y recorría un largo camino hasta el monte Gerizim para adorar a un Dios que ella realmente no conocía.

La adoración a Dios es una respuesta a nuestro conocimiento de Él. Para la mujer samaritana, la adoración tenía que ver con la tradición y la geografía, pero Jesús le dijo: “Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren” (Juan 4:23). Hay una diferencia marcada entre el Antiguo y el Nuevo Testamento en la adoración a Dios. En el Antiguo Testamento, la adoración estaba centrada en un lugar determinado, en un momento determinado y en unos rituales que debían observarse. Todo se enfocaba en lo externo, pero en el Nuevo Testamento, la adoración está totalmente enfocada en lo interno –en el corazón y la vida del adorador.

Dios es Espíritu y la verdadera adoración es espiritual. La verdadera adoración proviene de nuestro interior, porque algo dentro de nosotros resuena con el único Dios verdadero quien es real y está vivo y activo en nuestras vidas. A los fariseos, Jesús les dijo: “Pues yo les digo que aquí está uno más grande que el templo” (Mateo 12:6). Jesús se está refiriendo a sí mismo, por supuesto, y está diciendo que para que las personas se reúnan con Dios no necesitan ir a ningún lugar en particular, sino a Cristo. Eso no significa que las iglesias; estructuras y las formas no sean necesarias. Necesitamos estructuras, especialmente corporativamente, ya que es un medio por el cual nos reunimos como cuerpo de Cristo para adorar a Dios. Aunque nos complace tener edificios para nuestras iglesias, no podemos confundirlos con la casa de Dios simplemente por la naturaleza del edificio. La Iglesia en el Nuevo Testamento no es un edificio, la Iglesia son personas.

Después de hablar con Jesús, la respuesta de esta mujer fue una adoración sincera a un Dios que ahora ella conocía. “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.” Debido a su testimonio, la gente del pueblo salió a conocer a Jesús y muchos creyeron. Por petición de esta mujer, Jesús se quedó dos días con ellos y muchos más creyeron. Nuestra adoración a Dios puede tener lugar en cualquier momento y en cualquier lugar, porque no se origina en edificios o en siglos de tradición, sino en el corazón del adorador.

ORACIÓN: Amado Señor Jesús, en todo, quiero adorarle. Tú eres mi vida. Gracias por vivir en mí. Amén.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué es la adoración a Dios? ¿Cómo podemos adorar a Dios en Espíritu y en Verdad?


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TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 19

“La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.” — Juan 4:15

Cuando Jesús le ofreció a la mujer de Samaria agua viva y le dijo que ésta era un agua con la cual ella nunca tendría sed jamás, su mayor preocupación era el cántaro de agua. La preocupación de esta mujer se centró en que Jesús no tenía nada para sacar agua, así que ¿cómo iba Jesús a darle esta agua viva? El razonamiento de esta mujer era puramente práctico y completamente normal.

Cuando hablamos acerca de cosas espirituales, las personas a menudo tienden a estar más inclinadas a pensar en lo físico y lo material que en la realidad espiritual. En efecto, la mujer estaba diciendo: "Si no puedes ayudarme a cambiar la tediosa tarea de llevar mi cántaro todos los días a este pozo, entonces no estoy interesada”. Esta es la actitud que muchas personas toman con Dios. A menos que Dios cambie algo en sus vidas no estarán interesados. Lo que posteriormente sucede es que de manera sutil, pero significativa, muchas personas adaptan el Evangelio para darles a las personas lo que quieren. Todo se convierte y enfoca en cuál será la ganancia material o los beneficios de salud o la prosperidad, pero en realidad, estarán separados de todo contenido espiritual.


Jesús le dice a la mujer: “Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá. No tengo esposo respondió la mujer. Bien has dicho que no tienes esposo respondió Jesús”, y le dice la verdad, confrontándola con cinco fracasos matrimoniales y su situación actual al vivir con un hombre con el que no estaba casada. Ella le dijo a Jesús: "Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta”, pero rápidamente cambia el tema a la adoración de Dios. Ella le dijo a Jesús: “Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo, respondió la mujer. Cuando él venga nos explicará todas las cosas. Ese soy yo, el que habla contigo, le dijo Jesús” (Juan 4:25-26). Entonces, todo cobra sentido. Todo cae en su lugar y esta mujer descubre que hay algo maravilloso por lo cual vivir.

¿Qué le pasó a su cántaro de agua que representaba la normalidad práctica y material de su vida? Los versos 28-29 nos dicen: “La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente: Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo?”. Esta mujer no sólo dejó su cántaro de agua detrás, sino la normalidad de su vida. Cuando las personas encuentran a Jesús, Él no remienda el viejo orden de las cosas. No podemos cristianizar nuestra vieja vida. Jesús viene a darnos una nueva vida que es la verdadera vida, y cuando eso sucede, algo dentro de nosotros se enciende. Empezamos a experimentar un cambio desde adentro que no sólo es emocionante, sino tremendamente liberador. Nos libera del fracaso y el pecado, y todos los viejos cántaros que representan lo físico y lo material de repente se vuelven irrelevantes para la nueva vida que encontramos en Jesucristo.

ORACIÓN: Amado Señor, oro por un cambio en mi vida que únicamente Tú puedes hacer. Por favor, entra en mi vida y libérame del pecado y del fracaso, para vivir la nueva vida que tengo en Ti. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué sucede cuando encontramos a Jesús?
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TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 18

“...Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” — Juan 4:13-14

Todos los seres humanos tenemos sed de amor, identidad, significado y propósito. Estos apetitos son buenos y sanos, y son apetitos que perseguimos durante toda nuestra vida, sin embargo, son necesidades que no pueden ser suplidas a nivel superficial.

Cuando Jesús identificó la sed de la mujer de Samaria y le dijo que Él podía darle un agua viva con la cual ella no tendría sed jamás, ella no comprendió lo que Jesús le decía. “La mujer contestó: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?” (Juan 4:11). Ella pesaba en términos prácticos y existenciales, pero Jesús le había descrito esta agua viva de una forma maravillosa. “Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.” La imagen que Jesús da es que el agua viva es profunda como un pozo, fresca como un manantial y nunca se secará.

Para ser eficaz y satisfactoria, el agua del Evangelio debe ir a lo más profundo. No trata los síntomas, sino que va más allá de nuestros pecados a nuestra naturaleza de pecado heredada de Adán. No sólo cambia lo que hacemos, sino lo que somos, y no mejora nuestra vida, sino que reemplaza nuestra vida con la vida de Jesucristo, quien vive en nosotros por medio de Su Espíritu Santo. Es una obra profunda y penetrante que Dios hace, y debemos permitirle profundizar en nuestra vida y remplazar lo que somos con lo que Él es. Podemos estar tan preocupados con los síntomas de nuestra “carne” que nos quedemos resolviendo los asuntos a ese nivel. Ser perdonado e implementar una pequeña modificación del comportamiento puede satisfacernos, pero no nos cambiará. La intención de Jesús es profundizar en cada área de nuestras vidas para ejercer Su reinado y proveer Sus recursos.

El agua que Jesús da no sólo va a lo profundo, sino que también es fresca. En el hogar que crecí en Inglaterra, nuestra agua era suministrada desde un manantial que quedaba a poca distancia, el cual brotaba continuamente. Siempre estaba desbordándose, siempre fresca, siempre limpia, y suplía sólo dos casas. Su origen era profundo bajo el suelo, pero encontraba su salida a la superficie, y bien estuviera húmedo o seco en la superficie, el agua que teníamos siempre era suficiente y siempre fresca. Esta es la imagen que Jesús le da a esta mujer sedienta. Ella podía irse a casa con un agua que causaría que ella nunca tuviera sed jamás. Esta agua viva entraría profundamente a cada área de su vida y estaría fresca para cada eventualidad que ella tuviera que enfrentar.

Nuestras necesidades más profundas no son suplidas superficialmente. Necesitamos esta agua viva y en Jesucristo tememos una fuente inagotable de agua viva.

ORACIÓN: Amado Señor Jesús, te pido que el agua que Tú me das vaya profundamente a cada área de mi vida y que constantemente esté fresca en mi experiencia. Gracias Señor Jesús.

PARA REFLEXIONAR: ¿Es la sed un síntoma? ¿Por qué razón todos los seres humanos nacemos con una sed intrínseca? ¿Quién es el agua viva y por qué?

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PlayList Adoración #1

No estoy sola





¡No estoy sola!
El Todopoderoso está conmigo,
El Gran Yo Soy me acompaña,
Jehová de los ejércitos me respalda.
¡No estoy sola!
Jesús está conmigo,
Su Espíritu Santo me guía.
¡No estoy sola!
Donde quiera que voy me acompaña Su Presencia.
Donde quiera que estoy me cubre Su poder.
Sus promesas me llenan de FE.
❣♔❣♔❣♔❣♔❣♔❣
Yo creo en un Dios
 que cumple Sus Promesas
❣♔❣♔❣♔❣♔❣♔❣
Diana 
Soy una Princesa Guerrera

TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 17

“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” — Juan 4:10

Los samaritanos eran rechazados por los israelitas, un legado que se remonta a más de 700 años atrás cuando los asirios se entremezclaron con los israelitas y produjeron hijos que no eran judíos ni gentiles. Este antagonismo y rechazo de los judíos a los samaritanos estaba en su apogeo en los días de Jesús. No es de sorprender que cuando Jesús le dijo a una mujer samaritana que le diera de beber agua, ella respondiera: "¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana? (Juan 4:9).

La anterior pregunta condujo al diálogo personal más largo que Jesús tuvo con cualquier individuo en los cuatro Evangelios. Jesús comienza diciéndole a esta mujer que Dios tenía un don para darle... “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías.” La primera palabra del Evangelio no es acerca de Dios pidiendo, sino acerca de Dios dando. Lo que Dios exige de nosotros, Él lo demandó de su Hijo como nuestro sustituto y ahora Dios está distribuyendo dones comprados por medio de la muerte y resurrección de su Hijo.

¿Cuál es el don de Dios del que habla Jesús? Muchas cosas pueden ser descritas legítimamente como un don o regalo de Dios, Pero Romanos 6:23 declara: “... el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor". La vida eterna no es algo que recibimos al momento de la muerte física, sino es algo que recibimos cuando nacemos de nuevo del Espíritu de Dios. Jesús dijo: “…el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida" (Juan 5:24). Es tiempo presente, no dice “tendrá" vida eterna, sino dice "tiene" vida eterna, y dice "ha" pasado de la muerte a la vida. Sólo hay una vida eterna, la vida de Dios, Jesús habla de una calidad de vida plena y próspera que experimentamos mediante la morada de su Espíritu en nosotros. 

Tenemos una necesidad interna por esa vida. Jesús sabía que esta mujer se había casado cinco veces y que el hombre con quien vivía actualmente no era su marido. Sus múltiples fracasos matrimoniales son síntomas de su sed por significado y propósito. Muchos de nosotros hemos recorrido caminos precarios en busca de satisfacción y plenitud. Cuando las personas están desesperadas y hambrientas por ser satisfechas beberán de cualquier agua que tengan, pero cualquier agua los dejará sedientos de nuevo. 

Cada vida es un camino lleno de altibajos, pero a través de nuestra vida solo en Jesucristo terminaremos encontrando la satisfacción duradera y la plenitud. Él le dijo a la mujer de Samaria, "... el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás" (Juan 4:14). Jesús mismo es el don de Dios y sólo Él satisface.

ORACIÓN: Amado Padre Celestial, mantenme en el camino de Tu satisfacción y plenitud que es en Cristo Jesús. Él es únicamente quien satisface mi vida y quien siempre está disponible para mí. Gracias Padre.

PARA REFLEXIONAR: ¿Cuál es el don de Dios del que habla Jesús? ¿Quién es el Agua Viva? ¿Qué significa beber el Agua Viva? ¿Cuáles son las consecuencias de beber el Agua Viva?


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TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 16

“El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.” — Juan 3:8

Parece que cuanto más nos acercamos al final de nuestros años, más preguntas tenemos acerca de nuestra mortalidad y de lo que realmente sucederá al final de todo. Podemos pensar que hemos hecho bien y que todo es como debería ser. Hemos construido una buena familia, nuestras carreras han sido buenas, nuestras finanzas son buenas y nuestra salud es buena. Sin embargo, todavía hay inquietud, búsqueda o anhelo, lo cual crea un vacío dentro de nosotros y no sabemos por qué. Sentimos que algo falta.

Cuando Nicodemo intuyó que algo faltaba en su vida, Jesús le dijo: “El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.” Llega un momento en la vida de cada cristiano cuando el Espíritu Santo comienza Su obra en nosotros. No sabemos cuándo empezó, ni de dónde viene, ni a dónde va, pero nos damos cuenta de que algo está ocurriendo. Somos conscientes de que hay una necesidad y somos conscientes de la manera como el Espíritu Santo nos atrae, pero también somos conscientes de Su solución a esa necesidad.

Cuando nos sentimos inseguros y ansiosos en ese momento de nuestra vida donde nunca hemos estado, el Espíritu Santo de Dios nos está atrayendo hacia Cristo. Todas nuestras preguntas y búsqueda cuando ni siquiera sabemos lo que estamos buscando son porque el Espíritu Santo nos está atrayendo. Ese vacío incesante que sentimos por una razón inexplicable es porque el Espíritu Santo nos está atrayendo. Incluso Él puede llevarnos a mirar hacia atrás sobre todos los años y darnos cuenta de cómo hemos estado ajenos a la obra de Dios y de Jesucristo en nuestra vida.

Sin embargo, por muy sintonizada que pensemos que está nuestra vida, siempre estará incompleta sin Dios. Cuando el Espíritu Santo comienza a obrar en nosotros, venimos a la humilde toma de consciencia de que la dolorosa necesidad que tenemos no puede ser suplida por nada de lo que hagamos por nosotros mismos. Al igual que el viento, es algo que sentimos, pero no se puede agarrar. Somos creados por Dios, para Dios y Él usará cualquier medio que necesite para atraer nuestro corazón hacia Él.

Como cristianos en una relación con Jesucristo, ya no hay más búsqueda, preguntas, anhelos, vacío o incertidumbre. Sabemos que al final de todo estaremos con la confianza de una vida eterna con Jesús. Como dijo Agustín, “Tú nos has hecho para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que encuentre su descanso en ti.” Dios envía a su Espíritu Santo para que nos conecte con la vida eterna, que es la vida de Jesucristo. Sólo en Él estamos completos y, al igual que Nicodemo, pronto descubriremos que el ingrediente faltante es Jesús mismo.

ORACIÓN: Amado Señor Jesús, Te pido que me des un corazón amoroso y que siempre Te busque y que reconozca la fortaleza del Espíritu Santo y que siempre sea atraído a una relación contigo. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Estoy permitiendo que el Espíritu Santo me acerque cada vez más a Ti?

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