El Gibbor me ha posicionado en un rumbo
sobrenatural y acelerado. Me está adiestrando para el combate espiritual.
El Gibbor me ha dotado de infinitas
Promesas, comienzo a conocerlas y a apropiarme de ellas, ellas me hacen
partícipe de Su naturaleza divina. (Leer 2P 1:4)
El Gibbor me reclutó para formar parte de
Su ejército, y El mismo me está capacitando para la batalla y para la victoria.
El que me llamó y escogió es Jehová de los Ejércitos, El Varón de Guerra. Por
eso…
- Me armo con la Palabra de Dios que es mi
Espada. (Ap 1:19)
- Me lleno y edifico orando en el Espíritu.
(1Co 14:4)
- Me muevo bajo una atmósfera de alabanza, adoración
y agradecimiento al Señor. (Sal 100:4, Is 61:10)
- Me despojo de todo lo que me impide
entrar en combate. (Sal 24:3-4)
- Me despojo de todo peso y preocupación.
(1P 5:7)
- Me mantengo firme en mi posición. (Ef
6:11, Ef 2:6)
- Me visto adecuadamente para el combate.
(Rm 13:14, Gal 5:19-20, Ef 6:13-17)
- Me apropio de la autoridad que me ha sido
dada. (Heb 10:19-23, Fil 2:9-11, Efe 6: 16-18)
Soy una Princesa Guerrera de El Gibbor…
Camino en y avanzo hacia la victoria.
Doblo mis rodillas y aplasto a mis
enemigos.
Canto alabanzas y derribo fortalezas.
Me dejo guiar por el Espíritu de Dios y uso
eficazmente mis armas:
-
La Palabra de Dios.
-
La Poderosa Sangre de Cristo.
-
La Alabanza.
-
La Oración.
Cindy Trim
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