Princesa, niña amada.
Tal vez creas que es tu fin, que ya
no puedes más, y te sientas en completa soledad. Déjame decirte que no, no es
tu final, y sola no estás.
En medio del
dolor, del sufrimiento y la traición, puedes encontrar refugio seguro en los
brazos de Jesús. Allí encontrarás sustento para tu alma, refrigerio para tu
corazón.
Él quiere llevarte hoy a Su banquete
de amor y perdón, y traer a tu vida restauración. Así que pon todo tu dolor en
las manos tiernas de Aquel que dio su vida por amor a ti.
¡Él sana! Él sana las heridas de tu
corazón.
Te lo dice una princesa guerrera sobreviviente del dolor.
Bendiciones,
Diana J. Hernández J.
Soy una Princesa Guerrera