EL PILOTO

Cuentan de este individuo que abordó un avión para viajar a Nueva York. Un niño entró buscando su asiento y se sentó justo al lado suyo. El niño era muy educado. Y paso el tiempo coloreando en su libro de pintar, no presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión. El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De momento una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma? Hasta que una mujer frenética le preguntó:- Niño: ¿no tienes miedo?- No señora", contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice:-"Mi padre es el piloto".¿Sorprendido?
Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos de dónde agarrarnos, y no nos sentimos seguros. Pero recordemos que nuestro amadísimo Padre Celestial es nuestro piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la tierra. Y la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti mismo: ¡Mi Padre es el piloto!



LA PREGUNTA RAZONABLE


“—Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?” --- Juan 9:2

Hay tres aspectos importantes que tienen relación con esta pregunta, el aspecto filosófico, que tiene que ver con la razón de la ceguera de este hombre; el aspecto teológico, que tiene que ver con la respuesta de Jesús a la pregunta; y el aspecto práctico, que tiene que ver con la curación de este hombre. También es una buena pregunta tanto a nivel pastoral como bíblico. Lo que probablemente reflejemos cuando las cosas van drásticamente mal en nuestra vida, es si Dios nos está juzgando o no. Esto hace que pastoralmente sea una buena pregunta. ¿Podría esto ser una condenación por los pecados pasados? ¿Hay una causa y un efecto en las dificultades que enfrentamos?

En lo que se refiere a lo escritural, como lo revela la Biblia, hay aflicciones físicas y tragedias que pueden remontarse a una causa moral. Pablo nos dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (Romanos 5:12). El pecado de Adán está detrás de todo el dolor y sufrimiento en el mundo, y “pecado” es la condición en la que todos nacemos. Como Shakespeare dice en su obra, “Hamlet”, somos herederos de angustia y de mil choques naturales simplemente porque somos humanos. 

Jesús respondió a la pregunta de Sus discípulos de la siguiente manera, “—Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida. Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo” (Juan 9:3-5). Jesús no se remonta nuevamente al pecado pasado, ni le echa la culpa a nadie, sino que Él mira hacia adelante, hacia la obra de Dios. La trágica aflicción ocurrió…punto. La enfermedad y la tragedia son parte de la vida aquí en la tierra, pero al relacionarlas con Dios y con la forma como Él obra en estas situaciones, encontramos la fortaleza y esperanza que nos permiten avanzar.

POR: © Vive La Verdad


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