Hay un lugar...

Princesa amada,
No sé cómo han sido para ti estos últimos días del mes. Tampoco tengo idea de la magnitud de tus pruebas.
No sé cuán cansada puedas estar de luchar y luchar; y a cuántos enemigos espirituales te has tenido que enfrentar.
Solo sé que hay un lugar de descanso, donde las cargas y aflicciones desaparecen.
Sólo sé que hay un lugar de victoria para ti en medio de la batalla.
Sólo sé que hay un lugar de paz donde el enemigo no te puede tocar.
Sólo sé que hay un lugar de refrigerio para tu alma, donde encontrarás delicias y plenitud.
Ese lugar, precioso lugar, es la presencia del Señor.
Aparta tiempo, antes de terminar este mes, para entrar a ese lugar de bendición, refrigerio, plenitud y paz. Donde tu fe será fortalecida, tus sueños serán avivados y tus miedos ahuyentados.

Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.
Salmo 16:11

Diana
Soy una Princesa Guerrera




Una carta a mi Rey…

 Amado Señor, eres el Rey de mi vida y de mi corazón.
Quiero agradecerte, quiero alabarte, quiero bendecir Tu nombre, quiero honrarte.
¡Gracias! Gracias por tu Presencia y Favor. Porque puedo contar Contigo en la alegría y el dolor.
Cuento contigo, cuento con Tu gracia cada día, cuento con Tus renovadas misericordias cada mañana, cuento con Tu ayuda y Tu protección.
Cuento con Tu fortaleza y Tu amor. Sostienes mis pies para no flaquear y guardas mi alma en Tu verdad.
Cuento, Amado mío, con tu gozo; que invade mi ser y me llena de fortaleza y poder.
Cuento contigo, Buen Padre, con Tu abrazo de compasión, fidelidad y perdón.
Cuento con Tu Palabra, que permanece para siempre. Cuento con Tus Promesas que me sostienen.
Sé que podré contar Contigo por siempre, con Tu gracia y Tu amor, que por medio del Espíritu santo has derramado en mi corazón.
Siempre Tuya.
Diana

Soy una Princesa Guerrera

Cuando llegas al límite …

Cuando llegas al límite de tus fuerzas,
Cuando crees ya no puedes más,
Llega el Señor con Su providencia,
Llega el Señor con Su bondad.
Ana llegó al límite de su vergüenza,
Sufriendo por su esterilidad.
Pero eso no limitó al Señor,
Quien le dio a Samuel
Y la hizo disfrutar de la maternidad.
Moisés llegó al límite frente al mar,
Con Faraón y su ejército detrás.
Pero eso no limitó al Señor,
Quién abrió en dos el mar
Para que pudiesen cruzar.
Cristo llegó al límite en la cruz,
Entregando Su vida por la humanidad.
Pero eso no limitó al Señor,
Que con Poder y Gloria
Al tercer día RESUCITÓ.

Diana
Soy una Princesa Guerrera

¿Y tu? Amada princesa guerrera.
¿Sientes que ya llegaste a tu límite?
Entonces prepárate para ver la gloria de Dios.
Prepárate para ver la mano de Dios.
Prepárate para vivir la verdad de Dios.
En ÉL no hay límites.
Él es el Dios de lo imposible.


Aviva tu fe y tu esperanza en el Amado...

Hay momentos en los que pensamos que Dios desapareció, y nos sentimos tan atemorizadas por Su silencio que nos cuesta abrir nuestros labios para adorar. Por eso comenzamos a quejarnos de la vida, de las pruebas, de los problemas, de las circunstancias adversas. Entramos en un estado de sequía espiritual. Oramos, pero no vemos respuesta alguna. Nuestros pastores, líderes, incluso nuestras hermanas y amigas oran por nosotras, pero seguimos igual.  Se nubla nuestra visión y parece que nos olvidamos de todas las obras maravillosas que el Señor ha hecho en nuestras vidas.

Comenzamos a preguntarnos ¿Qué me pasa? ¿Cómo llegué a esto? ¿Cuánto tiempo durará esto?

Amada princesa guerrera, creo que en algún momento del camino todo cristiano experimenta un tiempo así. Es doloroso, es desconcertante, es angustiante, pero creo que es parte de un proceso de preparación, para llevarnos a la madurez en nuestra relación con  Dios. Para probar la autenticidad de nuestra fe.

La Palabra de Dios dice:

He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré;
Si muestra su poder al norte, yo no lo veré;
Al sur se esconderá, y no lo veré.
Mas él conoce mi camino;
Me probará, y saldré como oro.
Job 23:8-10

Aunque lleguemos a quejarnos una y otra vez por la aparente ausencia de Dios. Aunque sintamos temor en medio de Su silencio y lleguemos a pensar que Él nos ha abandonado o se ha escondido de nosotras, hay una certeza irrefutable que debemos tener presente: Dios conoce nuestro camino, jamás nos abandonará, y no importa el tamaño de la prueba, nosotras saldremos como oro, si mantenemos nuestra esperanza en ÉL.

Aunque no sintamos Su presencia, Él ha prometido en muchas ocasiones: no dejarnos ni desampararnos.

Princesa Guerrera, es tiempo de afrontar nuestras pruebas con fe y esperanza. Es tiempo de preguntarnos: ¿Seguiré amando, confiando, obedeciendo, esperando y adorando a Dios con todo mi corazón, aun cuando no vea ni sienta nada, aun cuando  no sienta Su presencia o no vea Su mano trabajar?

Una verdadera Princesa Guerrera no puede caer en el error de basar su fe y relación con Dios en experiencias sensoriales, en sentimientos y emociones. Buscar encuentros emocionales, y pensar que eso es adoración es un ¡Error! ¡Error! ¡Error! El Señor no quiere que dependamos de nuestros sentimientos y emociones. El Señor quiere que aprendamos a depender de Él, a confiar en Él, a esperar en ÉL y a adorarle a Él en cualquier circunstancia.

David centro su fe, su esperanza y su alabanza en los hechos gloriosos del Señor. Y en el salmo 103 nos da una maravillosa lista de motivos por los cuales debemos alabar a Dios.

En los primeros 5 versículos no dicen:

Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Así que amada Princesa Guerrera, cuando te veas tentada a quejarte de la vida, de las pruebas, de todo lo que estás viviendo. Cuando no sientas nada, o sientas que Dios te ha abandonado. Cuando la respuesta a la oración tarde. Cuando se agudice el proceso. Lee y declara la lista de David. ¡Hazla tuya también! Escribe una lista con todos los hechos maravillosos y gloriosos que el Señor ha hecho en tu vida. Aviva tu fe y tu esperanza en el Amado, sobre ponte a las circunstancias y gana la batalla contra tus propias emociones. 

Háblale a tu alma y dile: ¡Vamos! Alma mía, bendice al Señor.

Diana

Soy una Princesa Guerrera



Espíritu de Dios, fluye en mí ser.

Afligida y menesterosa busco Tus aguas.
Sedienta estoy de Ti
Como la tierra seca deseo Tu lluvia.
Sedienta estoy de Ti
Abres tus estanques en medio del desierto.
Abres ríos y fuentes en medio de los valles.
Manantiales de aguas en la tierra seca.
Hoy has fluir Tu río en mi ser.
Mi alma está sedienta de Ti
Mi espíritu te necesita más que ayer.
Anhelo Tu presencia, anhelo Tu gloria.
 Espíritu de Dios, fluye en mí ser.

Diana
Soy una Princesa Guerrera

“Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.

Isaías 41:17,18


Eres una Princesa Guerrera

Antes de nacer fuiste escogida, apartada para cumplir un propósito divino.
El Eterno te hizo princesa y puso en ti un corazón de guerrera.
Dios te ha vestido de unción y autoridad, ha puesto Sus palabras en tu boca y te ha dado Su espada para pelear.
Eres una Princesa.
Eres una Guerrera.
No te intimides ante los ataques del enemigo, porque fuiste creada para la victoria.

Diana
Soy una Princesa Guerrera

Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
Isaías 43:1


Como un águila...

Cuando me siento cansada,
Y pesadas están mis alas.
Cuando el camino se hace largo,
Y las fuerzas escasas.
Más te anhelo, más te busco.
Quiero subir a las alturas,
En las alas de la intimidad.
Quiero habitar en tu presencia,
Y Tu gloria contemplar.
Si espero en Ti, podré volar.
Como águila, como águila.
Volar alto y ver Tu gloria.
Volar alto y adorar.

Diana
Soy una Princesa Guerrera

“…pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

Isaías 40:31


Hija mía, dice el Padre.

Y tropiezas una y otra vez,
Y el llanto se vuelve algo habitual.
Tus planes no te están funcionando.
Terminas decepcionada en cada paso.
Es hora de dar un giro de 360º
Es hora de volver a los brazos del Padre.
El intentó tantas veces advertirte,
Pero tú cerraste tus oídos y huiste.
Cuando lloraste de dolor
El estuvo a tu lado, aunque no lo notaste.
Cuando te abandonaron tus amigos
Él se mantuvo fiel contigo.
Hoy ÉL te llama una vez más.
Esta vez no podrás resistir.
Su voz susurra tu nombre.
Es tiempo de volver al redil.
Hija mía, dice el Padre.
Hija mía, vuelve.
Ya no lo intentes en tus propias fuerzas.
Tu Padre está aquí.
Confía en mí.
Tengo mejores planes para ti.

Diana
29-05-2017
Soy una Princesa Guerrera






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