Aviva tu fe y tu esperanza en el Amado...

Hay momentos en los que pensamos que Dios desapareció, y nos sentimos tan atemorizadas por Su silencio que nos cuesta abrir nuestros labios para adorar. Por eso comenzamos a quejarnos de la vida, de las pruebas, de los problemas, de las circunstancias adversas. Entramos en un estado de sequía espiritual. Oramos, pero no vemos respuesta alguna. Nuestros pastores, líderes, incluso nuestras hermanas y amigas oran por nosotras, pero seguimos igual.  Se nubla nuestra visión y parece que nos olvidamos de todas las obras maravillosas que el Señor ha hecho en nuestras vidas.

Comenzamos a preguntarnos ¿Qué me pasa? ¿Cómo llegué a esto? ¿Cuánto tiempo durará esto?

Amada princesa guerrera, creo que en algún momento del camino todo cristiano experimenta un tiempo así. Es doloroso, es desconcertante, es angustiante, pero creo que es parte de un proceso de preparación, para llevarnos a la madurez en nuestra relación con  Dios. Para probar la autenticidad de nuestra fe.

La Palabra de Dios dice:

He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré;
Si muestra su poder al norte, yo no lo veré;
Al sur se esconderá, y no lo veré.
Mas él conoce mi camino;
Me probará, y saldré como oro.
Job 23:8-10

Aunque lleguemos a quejarnos una y otra vez por la aparente ausencia de Dios. Aunque sintamos temor en medio de Su silencio y lleguemos a pensar que Él nos ha abandonado o se ha escondido de nosotras, hay una certeza irrefutable que debemos tener presente: Dios conoce nuestro camino, jamás nos abandonará, y no importa el tamaño de la prueba, nosotras saldremos como oro, si mantenemos nuestra esperanza en ÉL.

Aunque no sintamos Su presencia, Él ha prometido en muchas ocasiones: no dejarnos ni desampararnos.

Princesa Guerrera, es tiempo de afrontar nuestras pruebas con fe y esperanza. Es tiempo de preguntarnos: ¿Seguiré amando, confiando, obedeciendo, esperando y adorando a Dios con todo mi corazón, aun cuando no vea ni sienta nada, aun cuando  no sienta Su presencia o no vea Su mano trabajar?

Una verdadera Princesa Guerrera no puede caer en el error de basar su fe y relación con Dios en experiencias sensoriales, en sentimientos y emociones. Buscar encuentros emocionales, y pensar que eso es adoración es un ¡Error! ¡Error! ¡Error! El Señor no quiere que dependamos de nuestros sentimientos y emociones. El Señor quiere que aprendamos a depender de Él, a confiar en Él, a esperar en ÉL y a adorarle a Él en cualquier circunstancia.

David centro su fe, su esperanza y su alabanza en los hechos gloriosos del Señor. Y en el salmo 103 nos da una maravillosa lista de motivos por los cuales debemos alabar a Dios.

En los primeros 5 versículos no dicen:

Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Así que amada Princesa Guerrera, cuando te veas tentada a quejarte de la vida, de las pruebas, de todo lo que estás viviendo. Cuando no sientas nada, o sientas que Dios te ha abandonado. Cuando la respuesta a la oración tarde. Cuando se agudice el proceso. Lee y declara la lista de David. ¡Hazla tuya también! Escribe una lista con todos los hechos maravillosos y gloriosos que el Señor ha hecho en tu vida. Aviva tu fe y tu esperanza en el Amado, sobre ponte a las circunstancias y gana la batalla contra tus propias emociones. 

Háblale a tu alma y dile: ¡Vamos! Alma mía, bendice al Señor.

Diana

Soy una Princesa Guerrera



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