TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 21

“Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: ?Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.” — Juan 8:7

En el Evangelio de Juan, hay otra mujer sin nombre cuya vida fue grandemente impactada por su encuentro con Jesús. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la historia de la mujer descubierta en el acto de adulterio. Los fariseos y escribas eran los mayores antagonistas de Jesús y trajeron a esta mujer ante Él con el propósito de tenderle una trampa y así tener un pretexto para arrestarlo.

La Ley de Moisés declaraba que una mujer descubierta en el acto de adulterio debería ser apedreada junto con el hombre. ¿Estaría Jesús del lado de la Ley y haría que esta mujer fuera apedreada, dándole cierta credibilidad al hecho de que Él podría ser el Mesías o erraría al ponerse del lado de la compasión dejándola ir, probando que Él no era el Mesías? Ellos le dijeron: “Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?” (Juan 8:4-5). Jesús se inclinó y comenzó a escribir en el suelo con Su dedo. Ellos continuaron interrogando a Jesús, Él se enderezó y les dijo: "Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.". De nuevo, se inclinó y continúo escribiendo en el suelo.

La pregunta intrigante es: ¿qué escribía Jesús en el suelo? Si relacionamos una declaración profética que hizo Jeremías acerca del agua viva, podemos tener una idea de lo que Jesús escribió en el suelo. Jeremías dijo: "…todo el que te abandona quedará avergonzado. El que se aparta de ti quedará como algo escrito en el polvo, porque abandonó al SEÑOR, al manantial de aguas vivas" (Jeremías 17:13). ¿Es esto quizás un cumplimiento de esa declaración? ¿Había escrito Jesús los nombres de los acusadores de esta mujer en el polvo? Cuando comenzó a escribir en el polvo por segunda vez, sus acusadores se fueron, los más viejos primero hasta que Jesús se quedó sólo con la mujer.

Muchas personas creen que deben limpiar sus pies antes de venir a Jesús, pero la verdad es que Jesús se acerca al pecador. La necesidad más profunda de esta mujer no era quedar libre para volver con el hombre, sino ser perdonada. Ella conocía su pecado y no trató de defenderlo, sino simplemente se declara culpable delante de Jesús. Jesús no sólo la perdona, sino que la prepara para la vida tratando con su pasado, “Tampoco yo te condeno”, y con su futuro “ahora vete, y no vuelvas a pecar” (Juan 8:11). Jesús no trata con nuestro pasado sin tratar con nuestro futuro, pero primero debemos reconocer y confesar nuestro pecado, porque es esto lo que limpia el alma y nos equipa para volver al mundo a llevar el Evangelio.

ORACIÓN: Gracias, Señor, por la gracia y compasión que demuestras en perdonarme una y otra vez. Gracias por ser mi fortaleza y por permitirme volver al mundo a llevar el Evangelio. Amén.

PARA REFLEXIONAR: ¿Cuál es el significado de haber sido perdonado? ¿Qué debemos hacer con nuestro pecado?
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