TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 28

“Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.” — Romanos 1:7 NVI 

Cada cristiano es llamado por Dios y designado a ser "santo", lo cual significa, apartado para Dios, de manera que podamos participar en Su obra en este mundo. En la salutación de Pablo a los cristianos en Roma, él se dirige a ellos con tres bendiciones divinas en relación con lo que significa ser santo.

Lo primero que Pablo dice es que un santo es amado por Dios. Eso plantea una pregunta: ¿No es todo el mundo amado por Dios? La respuesta es: "Sí”... "Porque de tal manera amó Dios al mundo", y eso incluye a todos. Hay una diferencia, sin embargo, entre ser amado y experimentar y disfrutar de ese amor. En primer lugar, es necesario que exista una relación antes de que el amor pueda ser recíproco. Un santo sabe que es amado por Dios porque está disfrutando personalmente del amor de Dios en una infinidad de maneras y Dios le habla íntimamente. Una relación amorosa y comprometida es una calle de doble vía donde hay comunicación constante.

Un santo es también receptor de la gracia de Dios. La gracia se entiende mejor si la contrastamos con la misericordia. Puede ser difícil de seguir, pero la misericordia es no recibir lo que merecemos y la gracia es recibir lo que no merecemos. Imagínenos que somos atrapados conduciendo por encima del límite de velocidad y una patrulla de policía nos detiene. En lugar de ponernos la multa que merecemos, el oficial de policía nos da una advertencia y nos deja ir. Eso es misericordia, no recibir lo que merecemos. Entonces justo antes de irnos, este mismo oficial dice: "espera un minuto." Él mete la mano en su bolsillo y nos da una barra de chocolate. Eso es gracia, darnos lo que no merecemos. Un santo vive con la convicción de que Dios cada día lo trata no por lo que merece, sino por lo que no merece. 

Como resultado del amor y la gracia de Dios, un santo también disfruta de la paz de Dios. Esto ocurre cuando conocemos y experimentamos el amor de Dios, y cuando dependemos de Su gracia para enfrentar la vida con todos sus traumas y ansiedades. Tenemos la paz interior que guarda nuestro corazón y mente en Cristo Jesús, la cual Pablo describe como “una paz que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7). Esta no es una paz que nosotros obtengamos, sino es una paz sobrenatural que proviene de Dios.

Ser santo significa descubrir quiénes en realidad somos y de qué se trata la vida. Es vivir con una permanente conciencia del amor de Dios, de Su gracia y de Su paz, en la que no sólo estamos seguros en cualquier situación, sino que estamos equipados para ser aparatados para la obra de Dios en este mundo.

ORACIÓN: Amado Señor, gracias por el privilegio que tenemos de ser parte de Tu obra en este mundo. Mantenme consciente de Tu amor, Tu gracia y Tu paz en todo lo que me has llamado a hacer. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué significa ser santo? ¿Estoy experimentando el amor, la gracia y la paz de Dios en mi vida?


VIA © Vive La Verdad

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