TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 19

“La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.” — Juan 4:15

Cuando Jesús le ofreció a la mujer de Samaria agua viva y le dijo que ésta era un agua con la cual ella nunca tendría sed jamás, su mayor preocupación era el cántaro de agua. La preocupación de esta mujer se centró en que Jesús no tenía nada para sacar agua, así que ¿cómo iba Jesús a darle esta agua viva? El razonamiento de esta mujer era puramente práctico y completamente normal.

Cuando hablamos acerca de cosas espirituales, las personas a menudo tienden a estar más inclinadas a pensar en lo físico y lo material que en la realidad espiritual. En efecto, la mujer estaba diciendo: "Si no puedes ayudarme a cambiar la tediosa tarea de llevar mi cántaro todos los días a este pozo, entonces no estoy interesada”. Esta es la actitud que muchas personas toman con Dios. A menos que Dios cambie algo en sus vidas no estarán interesados. Lo que posteriormente sucede es que de manera sutil, pero significativa, muchas personas adaptan el Evangelio para darles a las personas lo que quieren. Todo se convierte y enfoca en cuál será la ganancia material o los beneficios de salud o la prosperidad, pero en realidad, estarán separados de todo contenido espiritual.


Jesús le dice a la mujer: “Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá. No tengo esposo respondió la mujer. Bien has dicho que no tienes esposo respondió Jesús”, y le dice la verdad, confrontándola con cinco fracasos matrimoniales y su situación actual al vivir con un hombre con el que no estaba casada. Ella le dijo a Jesús: "Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta”, pero rápidamente cambia el tema a la adoración de Dios. Ella le dijo a Jesús: “Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo, respondió la mujer. Cuando él venga nos explicará todas las cosas. Ese soy yo, el que habla contigo, le dijo Jesús” (Juan 4:25-26). Entonces, todo cobra sentido. Todo cae en su lugar y esta mujer descubre que hay algo maravilloso por lo cual vivir.

¿Qué le pasó a su cántaro de agua que representaba la normalidad práctica y material de su vida? Los versos 28-29 nos dicen: “La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente: Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo?”. Esta mujer no sólo dejó su cántaro de agua detrás, sino la normalidad de su vida. Cuando las personas encuentran a Jesús, Él no remienda el viejo orden de las cosas. No podemos cristianizar nuestra vieja vida. Jesús viene a darnos una nueva vida que es la verdadera vida, y cuando eso sucede, algo dentro de nosotros se enciende. Empezamos a experimentar un cambio desde adentro que no sólo es emocionante, sino tremendamente liberador. Nos libera del fracaso y el pecado, y todos los viejos cántaros que representan lo físico y lo material de repente se vuelven irrelevantes para la nueva vida que encontramos en Jesucristo.

ORACIÓN: Amado Señor, oro por un cambio en mi vida que únicamente Tú puedes hacer. Por favor, entra en mi vida y libérame del pecado y del fracaso, para vivir la nueva vida que tengo en Ti. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué sucede cuando encontramos a Jesús?
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