TIEMPO DEVOCIONAL MARZO 29

“Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido”. Efesios 4:1 (NVI)

La frase “vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido” (NVI) es mejor traducida, “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” (RVR) “Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan (anden) de una manera digna de la vocación con que han sido llamados”(La Biblia de las Américas). El punto es que la vida cristiana es un caminar.

Algunos cristianos que conozco hablan de la vida cristiana más como “mantenerse firme en” un puesto, una posición, una postura. Se les oye decir que representan esto.... y que están a favor de lo otro.... que defienden esto o lo otro. ¡Pero nunca caminan! ¡Nunca progresan! ¡Ellos no parecen crecer! ¡Ellos solo se mantienen! Hay una posición de “mantenerse” de la que Pablo escribió: “Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo. Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.”(Efesios 6:11-12 NTV), pero esa posición de mantenerse, es una postura defensiva en la guerra contra los principados y poderes que están en guerra contra nosotros.

¿Cómo podemos caminar y avanzar en este camino? Pablo continúa y dice “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2 RVR). Caminar dignamente requiere cuatro características. Estos son todas las cualidades relacionales en las que se va a hacer todo el esfuerzo por mantener la unidad del Espíritu y vivir como uno solo. Vamos a hablar de las dos primeras características hoy y de las otras dos hablaremos mañana.

En primer lugar, “sea completamente humilde”. Esta es una disposición hacia nosotros mismos. Vivir con humildad no es degradarnos a nosotros mismos, sino reconociendo que todo lo que somos y todo lo que tenemos es por gracia, por misericordia y por pura bondad de Dios. Ése es el fundamento de la verdadera humildad. Cuando no somos humildes, somos orgullosos, y cuando somos orgullosos, caemos. ¡No somos dignos del llamamiento que hemos recibido!

Luego dice: “con mansedumbre”. La mansedumbre es una disposición hacia los demás. Sea que estemos de acuerdo con la gente o no, sea que nos caigan bien o no, tenemos que ser cuidadosos, comprensivos, considerados y amables en el trato que tengamos para con todos. Pablo escribió a los Tesalonicenses “Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos, así nosotros, por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no sólo el evangelio de Dios sino también nuestra vida” (1ª Tesalonicenses 2:7-8). Esto es caminar como es digno de nuestro llamado. ¿Con quién puedo ser amable el día de hoy?

ORACIÓN: Amado Padre, ayúdame a vivir una vida que avance creciendo y madurando en mi caminar contigo. Mantenme humilde y amable con los demás y teniendo en cuenta siempre que debo actuar de una manera digna de mi vocación como cristiano.

PARA REFLEXIONAR: Siendo completamente honesto ¿soy humilde y suave en mi interacción con otros? ¿O a veces permito que el orgullo se ponga en mi camino?

Desde el Ministerio © Vive La Verdad


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