TIEMPO DEVOCIONAL MARZO 11

ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.”. Romanos 3:20 

La consciencia es algo maravilloso y poderoso. Se trata de una alarma para el alma. Como Pablo indica en el libro de Romanos, es la voz de Dios dentro de nosotros, y esa voz nos permite mantener el rumbo. Sin embargo, nosotros podemos dañar o distorsionar nuestras consciencias, incluso con las cosas buenas que tienen que ver con Dios, si permitimos que estas se conviertan en un sustituto de Dios.

Moisés, por ejemplo, había bajado de la montaña tan culpable como el pueblo rebelde que estaba esperándolo. Años antes, había matado a un egipcio que estaba golpeando a un esclavo hebreo, y sabemos que su consciencia estaba viva en ese momento, porque la Biblia nos dice que él volteó para un lado y luego volteó para el otro de manera que cuando no vio a nadie, atacó al egipcio y lo mató. A pesar de que él creía que estaba haciendo el trabajo de Dios al proteger a Su pueblo, Moisés falló porque nunca volteó a mirar hacia arriba, hacia Dios. Ésta fue su agenda, no la de Dios y el tormento de su consciencia delante de Dios seguro que le habrá seguido.

No podemos mirar a los Diez Mandamientos desapasionadamente o de manera meramente objetiva desde la distancia. Por nuestro bien, Dios revela Su carácter en las leyes y si nos fijamos en ellas con honestidad e integridad, seguro golpearán a nuestros corazones. Ninguno de nosotros puede mantenerse de pie en un terreno moral elevado. Estamos juntos, como Moisés estuvo, bajo el juicio de las leyes de Dios.

En los cinco libros de Moisés, hay 28 capítulos que hablan de la ley moral; de cómo nos exhibe, juzga y condena, pero también hay 39 capítulos dedicados a demostrarnos cómo una persona culpable puede ser perdonada y reconciliada con un Dios Santo. Dios mandó a Moisés construir un tabernáculo y Él apartó a la tribu de Leví, ordenándolos como Sumos Sacerdotes para servir como representantes del pueblo delante de Dios. Se les instruyó acerca de diferentes sacrificios y ofrendas que debían presentar, cada una significaba la provisión de Dios para la expiación de sus pecados, y todas ellas prefiguraban la sangre del Cordero que estaba por venir. Bajo el Nuevo Pacto, es a través de Cristo solamente que somos perdonados, redimidos y reconciliados con Dios.

Se ha dicho que todos los caminos conducen a Roma, pero en las Escrituras, desde el principio hasta el final, todos los caminos conducen a Cristo. Y el punto inicial, el punto de partida, es esa alarma en nuestras almas, en nuestras consciencias... ese regalo, exponiendo nuestros fracasos y nuestra absoluta necesidad de ser reconciliados con un Dios Santo.

ORACIÓN: Amado Señor, sé que la única manera de tener una consciencia limpia y libre de problemas es permaneciendo en Ti. Estoy muy agradecido por el regalo de mi consciencia, que me hace saber si estoy considerando hacerlo o si he dejado tus caminos. Por favor mantenme en tu camino Señor, y haz que esté siempre en mi alma alerta esa alarma, en todo momento. Gracias Señor.

PARA REFLEXIONAR: En una escala de 1 a 10 (siendo 10 el más alto), ¿cómo calificaría la efectividad de mi consciencia en el dictado de mis acciones actualmente, con Cristo como Señor de mi vida?

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