TIEMPO DEVOCIONAL MARZO 18

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Filipenses 3:7

La mayoría de la gente quiere creer lo que es verdad y hacer lo que es correcto. Seguimos las reglas y vivimos como ciudadanos buenos y responsables. Asistimos a la iglesia, pero lo que escuchamos los domingos no se refleja el lunes, martes o el resto de la semana, así que volvemos el domingo por otro recordatorio. Tan sinceras como lo son nuestras intenciones, nuestra relación con Dios sigue estando tan apolillada y nuestros corazones se sienten desolados y en completa bancarrota.


Si alguien conocía el vacío y la frustración de ir a través de todos los movimientos, era el apóstol Pablo. Se refirió a sí mismo como “un hebreo de hebreos", competente en la lengua, la educación y la escritura hebrea. Eligió convertirse en fariseo, los estrictos fundamentalistas de esos días, reconocidos por su disciplina y celo, manteniéndose fieles a las leyes de Moisés. “Fariseo” significa separatista, ellos tenían especial cuidado en cuanto a la ropa que llevaban puesta, la comida que comían, y la gente con la que se relacionaban. Cualquier seguridad, motivación o capacidad que tenían, la conseguían por sí mismos. Toda su confianza, en un esfuerzo profundo para agradar a Dios, estaba puesta en sí mismos, pues era su responsabilidad ante Dios. Así que, al final, sólo se tenían a sí mismos para felicitarse por cualquier éxito.

Lo religioso es necesario, pero a menudo es el enemigo de la realidad espiritual. Podemos quedar atrapados en las actividades correctas, pero carecer de todo sentido de la realidad con Dios. En cuanto a la justicia de la ley, Pablo dijo que era intachable, pero todos sus esfuerzos, ahora los consideraba basura. En el camino a Damasco, descubrió que la justicia de Dios no era algo que se podía lograr, ¡sino algo que se recibía! Su origen está en Dios, y está disponible mediante la fe en Jesucristo solamente. Uno de los más serios, pero cruciales días en nuestra vida cristiana viene a menudo a través del quebrantamiento al tratar de hacer todo lo posible para vivir para Dios, y darnos cuenta que hemos estado viviendo completamente en base a nuestros propios esfuerzos.

Cristo es nuestra Vida Espiritual durante todo el día, siete días a la semana. Si nos olvidamos de eso, vamos a volver a nuestra posición de omisión y operar bajo nuestras propias fuerzas. Luego, cuando las cosas van mal, que a menudo es lo que sucede, nos preguntamos dónde está Cristo. No es que nuestra vida cristiana se esté vaciando. Nosotros somos los que no estamos vaciando por no estar en contacto con la Vida de Cristo en nosotros. La dependencia en Él, en todos los aspectos de nuestras vidas es esencial para el verdadero cristianismo bíblico, y nos mantendrá en un conocimiento experimental de Su obra en nosotros.

ORACIÓN: Amado Padre Celestial, ¡Qué maravilloso regalo me has dado en Jesucristo! Tenerlo a Él obrando en mi vida es increíblemente liberador, y estoy muy agradecido de que Él vive en mí. Gracias, Dios.

PARA REFLEXIONAR: ¿Habrá momentos en los que me encuentro perdiendo fuerza espiritual, porque en este abrumador mundo secular, es demasiado difícil vivir una vida cristiana? ¿Si es así, he considerado la cantidad de tiempo que paso solo en comunión con Cristo?


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