TIEMPO DEVOCIONAL MARZO 19

“No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento.” Mateo 5:17 (NVI)

Uno de los mayores problemas de la vida es cómo se supone que hemos de comportarnos. Tomamos decisiones acerca del comportamiento cotidiano mientras que llevamos las responsabilidades en el hogar, el lugar de trabajo y en nuestros círculos sociales. Como padres, tenemos que criar a nuestros hijos de acuerdo a lo que nos parece un comportamiento adecuado, y como sociedad, elegimos a un gobierno que legisle un buen comportamiento de sus ciudadanos. Esta ciencia del comportamiento es a lo que llamamos “ética”. 

Durante el último medio siglo, ha habido un gran cambio de la perspectiva ética, particularmente en el mundo occidental. En este corto periodo de tiempo, nunca ha habido tan fenomenal revolución de ideas sobre lo que es correcto y lo incorrecto, bueno o malo. Hace 50 años, más o menos se asumía que existía una ley universal de lo bueno y lo malo, pero ahora muy pocos estarían de acuerdo que existen absolutos morales. La mayor transformación ha sido probablemente en nuestra comprensión de la ética sexual. La castidad fue una vez considerada como una virtud, algo bueno, pero en el mundo de hoy, es considerada poco realista, es irrazonable e incluso psicológicamente perjudicial.

Los cristianos viven en dos mundos. Vivimos en el mundo cotidiano del siglo 21 donde con frecuencia nos encontramos atrapados en las corrientes, los vientos cruzados y las influencias de la cultura moderna actual. Sin embargo, también vivimos “en Cristo”, en unión con Él. Cómo se conecten entre sí estos dos mundos es el desafío para nosotros, especialmente en el ámbito de la moral y el comportamiento. 

Dios dio los Diez Mandamientos para revelar a la humanidad Su propio carácter moral. Por ejemplo, cuando Dios dijo no robarás, la razón no es porque el robo no sea agradable, sino porque Dios mismo no es un ladrón y los seres humanos fueron creados a Su imagen moral, para expresar Su carácter moral. Los Diez Mandamientos son esencialmente una afirmación autobiográfica por Dios acerca de Dios y, por lo tanto, tienen la intención de ser datos biográficos acerca de seres humanos creados para expresar Su imagen y comportamiento. Nuestra capacidad para expresar Su imagen es imposible para nosotros (de ahí todos somos pecadores, y el pecado es violar la ley de Dios - ver 1ª Juan 3:4), por lo que la única forma en que esto suceda es por medio del Espíritu de Cristo habitando en nosotros dándole “cumplimiento a la ley” poniéndonos en armonía con Dios y con Su carácter moral.

ORACIÓN: Te doy gracias, Señor, por ser mi consejero, mi guía y por liberarme de todas las incertidumbres de este mundo, y por permitirme descansar solo en Ti.

PARA REFLEXIONAR: ¿Cuando me sienta tentado por los caminos de este mundo que conozco que no son bíblicos, acudo al poder de Jesús dentro de mí? De no ser así, ¿qué puedo hacer para asegurarme que me dirijo a Él en primer lugar?

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