TIEMPO DEVOCIONAL MARZO 28

“... Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,”. Efesios 4:15

En el mundo occidental tenemos una cultura del individualismo donde es muy fácil hacer la pregunta: “¿Qué hay en él para mí?” Nos comparamos entre nosotros, esperando compararnos favorablemente con una ventaja en áreas importantes. Pablo escribe en Efesios 4 sobre cómo el cuerpo se debe construir a sí mismo en el amor mientras cada miembro hace su trabajo. Es importante que nos demos cuenta que es el espíritu de humildad, mansedumbre, paciencia y amor lo que constituye el motor que habilita al cuerpo para construirse a sí mismo.

Cuando se nos reta a preguntar, “¿Dios, qué tienes Tú para que yo haga? ¿Y dónde está?” Algunos de nosotros podríamos decir “Bueno, yo no tengo lo que se necesita.” Eso está bien por dos razones: 1) Cristo en ti es Quien te dará el poder, y 2) somos mutuamente dependientes los unos de los otros. Ninguno de nosotros está llamado a actuar solo.

Cuando Dios le pidió a Moisés que sacará a los israelitas de Egipto, Moisés le dijo: “No puedo hablar.” Y Dios le dijo: “Está bien Moisés. Aarón hablará por ti. Tú le dices que tiene que decir, tú le balbuceas a él lo que piensas que no puedes articular públicamente y él se levantará y se lo dirá bien a la gente. Tú tienes un don y el tiene otro”.

Es el testimonio colectivo del pueblo de Dios el que tiene el mayor impacto en nuestras comunidades. Cuando actuamos con un espíritu de interdependencia, compañerismo y amor mutuo, nuestra oración será que la gente vea que Dios verdaderamente está entre nosotros. No somos llaneros solitarios en nuestra fe. Somos parte de un cuerpo que está operando conjuntamente bajo la dirección de Cristo, en la energía de Su Espíritu y a través de la interdependencia mutua de Su pueblo. Cristo en nosotros nos capacita para trabajar juntos y ser fructíferos. Ésa es una valiosa experiencia para nosotros y una valiosa experiencia para todos los que servimos.

ORACIÓN: Amado Señor, gracias por el cuerpo corporativo de Tu iglesia que me mantiene trabajando interdependientemente con otros. Mantenme a salvo de querer alguna vez ser un llanero solitario en mi fe. Nos necesitamos entre nosotros y oro por que la gente te reconozca entre nosotros. Gracias, Señor.

PARA REFLEXIONAR: ¿De qué manera el trabajar en mutua dependencia con otros en Cristo me benefició en mi caminar con Dios y en el servicio a los demás?

Desde el Ministerio © Vive La Verdad


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