Cuando
una persona entra en una relación con Dios, trae la presencia de Dios a cada
situación en la que participa.
Nadie
puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el
día final. Juan 6:44 (NVI)
La obra de Dios es para atraer a
la gente hacia Él mismo. Jesús dice: " Nadie puede venir a mí si no lo
atrae el Padre que me envió" (Juan 6:44). No podemos predecir cómo ni en
qué circunstancias Dios lo hará, pero sabemos que Él lo hará. No es fácil
esperar al tiempo de Dios. ¡No renuncies! tu sola presencia es un medio por el
cual Dios puede estar trabajando, revelándose a Sí mismo.
Jesús dijo a Sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). En otra ocasión Él dijo: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 9:5). Su labor de alcanzar a otros se realiza a través de las personas en las que Él vive. Nosotros brillamos en virtud del hecho de que Él es la luz del mundo y vive en nosotros. Cuando dijo, "Yo soy la luz del mundo", lo enfatizó diciendo: "Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo" (Juan 9:5).
No debemos subestimar lo que Dios está haciendo en nosotros y a través de nosotros. No tenemos que ver y desde luego, no tenemos que sentir que estamos resplandeciendo. Pero si estamos conectados con la fuente de luz en comunión con Dios, será Su asunto el manifestarse a otros, a pesar de nosotros. La alternativa es ocultar nuestra luz debajo de un almud para que la casa nunca vea la luz (Mateo 5:15). Pídele a Dios que te conecte con aquellos en cuyo corazón Él está trabajando.
Jesús dijo a Sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). En otra ocasión Él dijo: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 9:5). Su labor de alcanzar a otros se realiza a través de las personas en las que Él vive. Nosotros brillamos en virtud del hecho de que Él es la luz del mundo y vive en nosotros. Cuando dijo, "Yo soy la luz del mundo", lo enfatizó diciendo: "Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo" (Juan 9:5).
No debemos subestimar lo que Dios está haciendo en nosotros y a través de nosotros. No tenemos que ver y desde luego, no tenemos que sentir que estamos resplandeciendo. Pero si estamos conectados con la fuente de luz en comunión con Dios, será Su asunto el manifestarse a otros, a pesar de nosotros. La alternativa es ocultar nuestra luz debajo de un almud para que la casa nunca vea la luz (Mateo 5:15). Pídele a Dios que te conecte con aquellos en cuyo corazón Él está trabajando.
¿Estás
viviendo como luz del mundo o estás escondiéndote debajo de un almud?
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