DEVOCIONAL MARZO 11


La oración no es algo que hacemos para la obra de Dios, la oración es la obra de Dios.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Mateo 18:18 (NVI)
Ambos, Dios y Satanás trabajan a través de las personas. Si tú eres un cristiano, lo más probable es que alguien te haya hablado acerca de Cristo en algún momento. Pudo haber sido un colega, un predicador o un miembro de tu familia. El diablo trabaja a través de personas también. La violencia, el terrorismo, los conflictos y el crimen tienen su origen en el diablo pero se expresan a través de la actividad humana.

Esta es la razón por la cual es tan importante la oración.

En la medida en que nos sometemos a Dios es la medida en que Él estará activo en nuestras vidas; en la medida en que nosotros nos negamos a hacerlo, es la medida en que estaremos solos dependiendo de nosotros mismos.

Esto no desafía a la soberanía de Dios, ni a Su libertad para intervenir en cualquier momento en cualquier situación. Salmo 78:41 dice de los israelitas, “Y volvían, y tentaban a Dios, Y ponían límite al Santo de Israel” (RV). Ellos limitaron a Dios por su negativa a obedecer. También nosotros podemos limitar a Dios. Jesús les dijo justo antes de su crucifixión, “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!” (Mateo 23:37). ¡Yo estaba dispuesto, dijo Jesús, pero tú no estabas! La oración es llevar todas las situaciones a Dios para que Él tenga acceso a ellas.
Señor, yo te digo “sí”. Hazlo a tu manera.




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