Satanás vive en el pasado. Él es el príncipe de lo que una vez fue, el rey
del remordimiento y la culpa. Él vive para mantenernos allí, para recordarnos
lo que hemos hecho y lo horrible que hemos sido. Su mente está consumida por
pensamientos de victorias pasadas; de las veces en las que nos hizo pecar,
tropezar, caer en sus mentiras. Porque en su corazón él sabe que el pasado es
todo lo que tiene.
Cuando llega la salvación, el control de Satanás termina y su única
esperanza es hacernos pensar que todavía estamos cautivos. Él ya no puede tener
nuestras almas, pero puede hacernos miserables e ineficaces como hijos de Dios.
No dejes que lo haga. No dejes que te llene la mente con dudas y confusión,
con pensamientos de pecados pasados, pecados que Dios ha elegido olvidar.
Pecados que debemos olvidar antes de poder avanzar verdaderamente.
No es suficiente que aceptemos a Jesús y pidamos su perdón; también debemos
rechazar lo que alguna vez fuimos y abrazar por completo el nuevo día; el
día de nuestra salvación. El día de un corazón, una mente y un alma renovados.
¡Es importante notar que hay una gran diferencia entre las masas que siguen
a Cristo y los pocos seguidores que viven cada día con una ferviente pasión por
Jesús! Ellos han hecho más que aceptar la salvación; ellos han abrazado un
futuro completamente nuevo. Ellos han elegido perdonarse a sí mismos y mirar hacia
adelante.
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús” (Filipenses 3:13-14).
No permitas que Satanás llene tu mente con dudas y confusión, con
pensamientos de pecados pasados, pecados que Dios ha elegido olvidar. Él te da
un corazón nuevo, uno que no tiene pasado, sólo un futuro brillante y glorioso.
Por Nicky Cruz
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