ETERNAMENTE DEPENDIENTE
Sé muy bien que no tengo la capacidad de resolver todos los problemas que a diario pueda enfrentar, que no tengo las respuestas a todas las preguntas; y que la mayoría de las veces no sé cómo tratar con las diversas situaciones que se presentan en mi diario caminar. Pero también sé, con toda seguridad, que puedo apoyarme, descansar y depender únicamente de Aquel que sostiene mi vida. Puedo despojarme de todo peso que me agobie, de toda carga que me reste fuerzas para seguir mi caminar, puedo entregarle todas mis preocupaciones, inquietudes y problemas al Dios que me cuida. Princesa, sin la ayuda del Señor nada podemos hacer, nada podemos cambiar, nada podemos solucionar. Cuando actuamos de manera independiente, dejando al Señor a un lado, comenzamos a perder la paz, el gozo y la esperanza. Entramos en desesperación, frustración y hasta depresión. Perdemos las fuerzas y la dirección. Pero qué bueno que nunca es tarde… Siempre tenemos la oportunidad de regresar al lugar ...