“y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú,
quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor.” - Hebreos
12:16 (NVI)
Había una compañía de tarjetas de crédito en Reino
Unido que tenía un eslogan publicitario muy inteligente que decía: “Quítale el
esperar al querer”. Esta actitud es muy común hoy en día y es la razón por la
que un sin número de personas viven en una deuda excesiva, y muchas enfrentan
la ruina financiera. No les gusta esperar. Lo quieren todo ya.
Lo mismo pasaba con Esaú, el gemelo mayor de Jacob, y
eso le costó muy caro. Un día él había estado cazando y volvió a la casa
hambriento. Jacob había hecho una olla de estofado y Esaú quería un poco.
“Rápido”, dijo, “Dame un poco de ese guiso rojo”. Su hermano le ofreció un
trato. "Véndeme tu primogenitura." "Mira que estoy a punto de
morir", contestó Esaú, "¿De qué sirve la primogenitura?". Jacob
le dio el estofado y un poco de pan. Como hijo primogénito, la primogenitura le
habría dado un lugar privilegiado para el futuro, pero él simplemente tenía que
tener el guiso. No podía esperar.
En la vida cristiana, la espera puede ser un tiempo de
crecimiento muy importante. Esperar implica paciencia, y la Biblia tiene mucho
que decir acerca de la paciencia. Eclesiastés 7:8 dice: “Vale más el fin de
algo que su principio. Vale más la paciencia que la arrogancia.” Debido al
orgullo, hay gente decidida a mantenerse al día con los vecinos, pero no es ahí
donde está la alegría. Está en ser paciente y diligente, esperando en el Señor
por Su provisión y Sus bendiciones.
Hoy en día estamos inundados de publicidad que dice:
"Compre ahora y pague después", lo que hace que sea fácil y
conveniente tener lo que queremos ahora, pero Dios no funciona de esa manera.
El Salmo 37:7 dice: “Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con
paciencia.” También en Isaías 5:19 dice “Ay de los que dicen, ¡Que Dios se
apure, que apresure su obra para que la veamos; que se acerque y se cumpla el
plan del Santo de Israel, para que lo conozcamos!” Esaú se arrepintió de hacer
este trato e intentó desesperadamente recuperar la bendición de su padre, pero
Jacob ya la había recibido. Dios puede tener cosas maravillosas reservadas para
nosotros, pero si le quitamos el esperar al querer, podemos perderlo todo por
nuestra impaciencia.
ORACIÓN: Amado Señor, concédeme la paciencia para
esperar en ti en situaciones en las que te he hecho una petición especial. Que
tu respuesta a mi oración sea lo que Tú deseas y estaré contento. Gracias,
Señor.
PARA REFLEXIONAR: ¿Estoy esperando en lo que Dios
quiere para mí o lo estoy presionando por lo que yo quiero?
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