“…no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de
Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos recomendamos
a toda conciencia humana en la presencia de Dios” - 2a Corintios 4:2 (NVI)
La buena predicación es la exposición de la inspirada
Palabra de Dios, es autoritaria en lo que declara, y está bajo la unción del
Espíritu de Dios. Está diseñada para que la gente escuche la voz de Dios más
allá de la voz del predicador. Cuando tomamos la inspirada Palabra de Dios y la
unción del Espíritu de Dios por el propósito de escuchar la voz de Dios, algo
sucede. La gente se encuentra con Dios y vidas son salvas y transformadas.
La única forma segura de predicar es sacando el
mensaje del texto de la Escritura - no usando las Escrituras para respaldar las
ideas, sino que el mensaje salga del texto mismo. No necesitamos saber las
opiniones personales del predicador. Si nosotros los predicadores predicamos
nuestras opiniones, estamos abusando el privilegio de nuestra responsabilidad.
Pablo escribió, “No nos predicamos a nosotros mismos sino a Jesucristo como
Señor; nosotros no somos más que servidores de ustedes por causa de Jesús” (2a
Corintios 4:5).
Lo que necesitamos saber es lo que Dios nos ha dicho
en Su Palabra. El trabajo del predicador es entenderla bien, para que entonces
la predique de una manera que sea relevante a sus oyentes. El apóstol Pablo le
dice a los Corintios: “Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a
ustedes” (1a Corintios 11:23). Él fue simplemente el conducto por el que Dios
quería comunicarse a su pueblo. Lo recibo, dice Pablo, y después lo transmito.
Ese es el patrón.
Predicar es en última instancia predicar a Cristo. Él
es la Verdad, de la cual la Escritura da testimonio de principio a fin. Si no
lleva a Cristo, entonces se puede estar moralizando o filosofando sobre
sugerencias de cómo convertirse en una mejor persona, pero eso no es predicar.
Un buen predicador se preguntara, "¿Qué es lo que estoy diciendo acerca de
Cristo? ¿Cómo está siendo Cristo comunicado en este mensaje?" La tarea de
cualquier testigo de Cristo no es llevar a la gente a Cristo, sino traer a
Cristo a la gente, hablarles acerca de Él, y entonces dejar en las manos del
Espíritu Santo que los lleve a Cristo.
Si queremos ser relevantes, debemos hacer frente a las
cosas que son eternas - y es por eso que la Palabra de Dios es la cantera de
donde cavamos la verdad.
ORACIÓN: Amado Señor, gracias por los predicadores que
cumplen con tu Palabra y ayudan a dar un entendimiento claro de lo que Tú
quieres que sepamos. Toda la Escritura lleva a Cristo y oro para que nuestro
mundo tenga muchos más predicadores que prediquen según este patrón.
PARA REFLEXIONAR: ¿Estoy siendo iluminado acerca de
Cristo en las predicas que escucho en mi Iglesia?
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