TIEMPO DEVOCIONAL MAYO 05

“Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclama contra ella que su maldad ha llegado hasta mi presencia». Jonás se fue, pero en dirección a Tarsis, para huir del SEÑOR….” — Jonás 1:2-3

La historia de Jonás comienza positivamente, pero da un giro inesperado en el momento que Jonás se aleja de Dios. Es evidente que Jonás tenía una estrecha relación con Dios, donde había sido llamado al ministerio y había aprendido a escuchar la voz de Dios. Ahora, Dios le estaba dando la orden de ir a un lugar específico, a hacer una tarea específica y por una razón específica, pero Jonás decidió desobedecer a Dios, no simplemente alejándose de Él, sino huyendo en dirección opuesta. Cuando la agenda de Dios entra en conflicto con nuestra propia agenda, ¿hacia dónde nos estamos dirigiendo? 

Este era el dilema de Jonás: Dios le estaba diciendo que fuera a predicarle al archienemigo de su propia nación. Jonás se consideraba a sí mismo como un profeta de Dios para su propio pueblo, no para la nación pagana de Asiria, que era la superpotencia de la época y la mayor amenaza para Israel. Dios le dijo a Jonás que fuera a Nínive, la ciudad capital de Asiria, y que predicara un mensaje de condenación y destrucción debido a la idolatría del pueblo y a sus malos caminos.

Jonás conocía la mente de Dios, pero no estaba alineado con el corazón de Dios. En lugar de ir a Nínive, Jonás huyó en dirección opuesta, hacia abajo, a Jope, donde abordó un barco que se dirigía a Tarsis. Al no estar alineado con el corazón de Dios, la condición natural de Jonás era una condición de rebeldía contra la voluntad de Dios, y fue así que Jonás empezó a considerar la tarea como algo gravoso, confuso y angustiante. Pero detrás de la mente de Dios siempre está el corazón de Dios, y el hecho que Dios enviara a Jonás a Nínive a advertirles de Su inminente juicio, era evidencia de la compasión que Dios tenía por ellos. 

En Salmos 145:9 dice: “El SEÑOR es bueno con todos; él se compadece de toda su creación.” Esta era una idea revolucionaria para la mayoría de los judíos que se consideraban a sí mismos como los únicos merecedores del amor de Dios. Jonás aceptaba la verdad doctrinal de la compasión de Dios, pero no estaba alineado con el corazón de Dios, y esto hacía imposible que él sintiera pasión acerca de la Palabra que Dios le había dado. El corazón es el que nos motiva, nos da energía, e imprime el sello de la obediencia. Aunque Jonás escuchó la voz de Dios, su corazón estaba frio y era legalista, lo cual profundizaba la separación entre la mente y el corazón de Dios. 

El propósito de Dios es alcanzar y salvar a un mundo quebrantado. El corazón de Dios no es acerca de juicio y destrucción, sino de amor y salvación. Jonás no podía comprender el corazón de Dios porque su propio corazón no había sido quebrantado. Muchos de nosotros comenzamos a comprender el corazón de Dios cuando somos quebrantados y nos volvemos a Él, y es así que llegamos a lo profundo de Su corazón y Su corazón toca el nuestro. Aquellas personas que realmente han sido quebrantadas, son las que en sus lágrimas y compasión pueden propagar el mensaje de amor y salvación que Dios tiene para un mundo quebrantado.

ORACIÓN: Amado Padre, haz que mi corazón y el Tuyo sean uno. Te pido que tu amor y compasión siempre estén en mí y alcancen a un mundo quebrantado, trayendo a muchos hacia Tu gracia salvadora. Gracias, Señor.
PARA REFLEXIONAR: ¿Por qué razón es esencial conocer la mente de Dios y estar alineados con Su corazón? ¿Cómo podemos llegar a estar alineados con el corazón de Dios?
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