TIEMPO DEVOCIONAL FEBRERO 15

“Este fue de noche a visitar a Jesús. ?Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.” — Juan 3:2

La religión suele llevarnos a pensar que si guardamos todas las reglas encontraremos la plenitud que estamos buscando, pero esas reglas pronto terminan convirtiéndose en pesadas cargas. Los fariseos eran muy buenos en imponer pesadas cargas a las personas a través de la estricta adherencia a un sistema rígido de reglas. Nicodemo era un fariseo y miembro del Consejo del Sanedrín, sin duda muy respetado, inteligente y determinado a guardar las leyes de Dios.

Entonces un joven predicador de Nazaret vino a Jerusalén. No tenía credenciales, ni posición oficial, pero la gente se reunía en gran número para escucharlo. Nicodemo reconoció que había algo en este joven predicador que él no tenía. La religión de Nicodemo era una religión de cosas externas, en donde él guardaba fielmente las reglas, pero su corazón estaba vacío y comprendía que algo hacía falta. Debido a que el Consejo del Sanedrín se oponía en gran medida a la enseñanza de Jesús, Nicodemo decidió reunirse en secreto con Jesús una noche.

Jesús le dijo: "De cierto te digo que nadie puede ver el reino de Dios si no nacen de nuevo" (Juan 3:3). Ser "nacido de nuevo" no significa hacer un fresco y nuevo comienzo o pasar la página. Ser “nacido de nuevo” significa recibir una nueva vida, que es la verdadera vida. Nicodemo hizo una buena pregunta: “? ¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —Preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?” (Juan 3:4). “?Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu” (Juan 3:5-6).

Nacer de la carne significa nacer de nuestra madre, pero nacer del Espíritu es el segundo nacimiento. No podemos ser cristianos sin nacer de nuevo. Es un acontecimiento vital en la vida de las personas en donde el Espíritu Santo es concebido en ellos en el momento en que llegan en humilde arrepentimiento a Cristo. Al igual que la vida de Dios estaba en el Hijo, la vida de Cristo nace y está en nosotros.

Jesús le dijo a Felipe: “Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras” (Juan 14:10). Esto fue lo que Nicodemo reconoció en Jesús. Los prodigios y señales que Jesús realizó sólo podrían tener su fuente en Dios y su única explicación en el hecho de que Dios estaba con Él. Nacer de nuevo es el don supremo de Dios que no sólo asegura nuestra salvación, sino que nos da la vida de su Hijo, por medio de la impartición de su Espíritu Santo en nosotros, como el poder para vivir la vida cristiana.

ORACIÓN: Amado Padre Celestial, gracias por Jesús. Él es lo que hace la diferencia entre el vacío y la plenitud, y te agradezco por Su vida viviendo dentro de mí.

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué significa nacer de nuevo? ¿He nacido de nuevo?
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