TIEMPO DEVOCIONAL ENERO 30

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” — Juan 15:8

Gran parte de nuestra vida cristiana está en peligro de convertirse en una cuestión de métodos de aprendizaje, técnicas, procedimientos y programas, los cuales terminan dejando a Dios por fuera. A menudo, las personas son entrenadas para servir a Dios casi de la misma manera como se entrena a una persona para vender un producto. Se les da una serie de argumentos y procedimientos bien ensayados, junto con una poderosa retórica para evitar que los potenciales clientes digan que no, pero todo esto, sin duda, estará desprovisto de cualquier contenido y sentido espiritual verdadero. Si buscamos que nuestra actividad sea fructífera, entonces debemos permitirle a Dios hacer Su obra a través de nuestra dependencia y obediencia a Él.

Jesús dijo: “Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:4-5). La rama extrae de la vid sustento, vida y fortaleza. Cada fruto que es producido en nosotros y que es duradero, tendrá su origen en la obra de Cristo que se realiza en nosotros y a través de nosotros, y esto ocurrirá en la medida que permanezcamos en Él. Permanecer en Cristo significa vivir cada día en amor, obediencia y dependencia de Él, para que Cristo sea el origen y el poder de todo lo que hagamos.

Jesús también dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Juan 14:12-13). Si interpretamos incorrectamente este pasaje, es posible que lo tomemos como un cheque en blanco para cualquier cosa que le pidamos a Jesús. Pero vivir por “fe en Cristo” significa venir en completa sumisión a Su voluntad y agenda, de modo que estemos orientados únicamente hacia Sus planes, ideas y propósitos… y no hacia los nuestros. Entonces la voluntad de Cristo se convertirá en nuestra voluntad, y Dios será el iniciador y la fortaleza de todo lo que hagamos. Es en este contexto que todo lo que pidamos en el nombre de Jesús nos será dado, porque Sus ideas y deseos irán en primer lugar, y lo que nos agrada a nosotros será lo mismo que agrada a Dios.

Si buscamos servir a Cristo, y servirle bien, debemos reconocer la bancarrota de nuestro propio corazón en cuanto a que “separados de Cristo, nada podemos hacer”, y entonces comprenderemos que nuestra suficiencia está únicamente en Cristo. El amor, la dependencia, la obediencia y la humildad son ingredientes esenciales para permitirle al Espíritu Santo obrar libremente en nuestra vida para que llevemos mucho fruto para Cristo.

ORACIÓN: Amado Señor, hazme ese tipo de persona en quien tu Espíritu Santo puede obrar libremente, de manera que yo pueda llevar fruto verdadero para Ti. No hay mayor llamado que permitirle a tu Espíritu Santo producir Su fruto en mí.

PARA REFLEXIONAR: ¿De qué manera puedo permitirle al Espíritu Santo producir Su fruto en mí? ¿Qué significa permanecer en Cristo?

 © Vive La Verdad


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