✽ Serie ¡NO TEMAS! Día 25 ✽


Enfrentar situaciones adversas, recibir un terrible diagnóstico médico, atravesar el desierto, cruzar el valle de sombra de muerte, saber que tienes los minutos contados, entrar al horno de fuego, nada de esto es fácil, nada fácil. Esto último lo sabían muy bien los amigos de Daniel. Sadrac, Mesac y Abed-nego. 
En la Biblia podemos encontrar la historia de estos tres jóvenes, siervos de Dios, que vivieron durante el reinado de Nabucodonosor. Este rey mando a construir una estatua la cual debía de ser adorada por todos los habitantes de Babilonia, los tres hebreos Sadrac, Mesac y Abed-nego se negaron rotundamente en hacerlo y el rey se enfureció al grado de mandar a calentar el horno siete veces más de normal. Pero estos jóvenes decidieron enfrentan el horno de fuego ardiente con coraje y valor, sus palabras fueron desafiantes, determinantes, es que ellos estaban decididos a enfrentar lo que fuera necesario en obediencia al Dios Todopoderoso, ellos estaban seguros de quién era el Dios al que ellos servían. Y respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: ”No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. (Daniel 3: 16-18).
Amada princesa, cuando estamos seguras de quienes somos y de quién es el Dios al que nosotras servimos; tenemos coraje, fuerza y valor para enfrentar las adversidades. Podemos vencer el temor que produce una situación difícil, cuando sabemos que Dios es quien realmente gobierna sobre todo. Cuando confiamos en que Él hará algo y cuando tenemos una fe inconmovible, firme, sólida, puesta en El Señor.
Así como estos valientes jóvenes, que tenían confianza y fe, aun cuando las cosas no fueran como ellos querían o como pensaban que Dios actuaria, ellos estaban dispuesto a enfrentar las consecuencias, estaban decididos, ellos decían: “pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado”.
¡Estos es tremendo! Ellos tenían la convicción de que Dios no estaba obligado a actuar como ellos querían. Y aceptaron la voluntad de Dios, sin temor, sin importar aún el destino final de sus propias vidas. La fe de ellos no estaba condicionada por una respuesta de Dios, ellos creyeron y punto. Vencieron el temor. Dios sin ellos seguirían siendo Dios, pero ellos sin Dios no serían nada. No negociaron su FE.
Yo sin Dios nada soy, tú sin Dios nada eres, no somos nada.
Princesa, Dios nos recompensa cuando honramos Su nombre, cuando somos valientes y decididas, cuando vencemos el temor y confiamos en El por sobre todas las cosas. Eso fue lo que sucedió con estos tres hebreos, mira lo que narra Daniel 3: 28,29: “Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. 29 Por lo tanto, decreto que todo el pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste.”
¡Aleluya! Nuestro Dios jamás deja desamparados a aquellos que depositan su confianza en Él. Él se especializa en actuar de diferentes maneras, pero su objetivo siempre es el mismo: Mostrar su poder sobrenatural y cuidar de Sus hijos amados.
Amada, ¡No temas! Aunque estés a punto de ser lanzada a un horno de fuego ardiente, aunque lo hayan calentado siete veces más de lo normal, y que no veas la salida. ¡Dios es Fiel! Aunque parezca ser el final, Dios te sorprenderá, te acompañará y te librará.
No temas, no te angusties, ten FE, pon toda tu confía en el Señor, aun cuando las cosas no salen como tú quieres, mira a Cristo, afirma tus convicciones, jamás negocies tu FE. Recuerda que Dios sin ti sigue siendo Dios, pero tú sin Él nada eres.
Una vez más Él te recuerda: ¡No temas! “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. Isaías 43:2 

♔ Diana J. Hernández J.♔
Soy una Princesa Guerrera


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