09-04-15 Serie Yo soy de mi Amado❀¸.•°*°•.¸ ✿

"Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera." (Cantares 2:7)
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Las doncellas quieren despertar a la Novia, pero el Rey no se los permite. En términos bíblicos, las hijas de Jerusalén son los pueblos aledaños a Jerusalén, que se extienden al norte hasta Samaria y al sur hasta Sodoma (Eze. 16:46, 61-62). Son ciudades satélites que están cerca de Jerusalén, pero fuera de sus muros.
En relación a Cantares, ellas son parte de la historia, pero se mantienen al margen. Ellas preguntan “acerca” del Rey, pero no hacen el esfuerzo por conocerlo en persona. En realidad, están más interesadas en la Novia que en el Rey. Por ello, algunos comentaristas las relacionan con creyentes inmaduros que se enfocan más en las prácticas religiosas o rituales que en una relación íntima con el Señor.
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*• ¸.•* No despierten el Amor❀
La traducción del final del versículo 2:7 dice: “no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera.”
Sin embargo, en el contexto no parece estar hablando del sentimiento del amor, sino que se refiere a la Novia, quien es el amor del Rey. En ese entendimiento, podría traducirse: “No despierten a Mi amor, hasta que ella quiera”.
Las Hijas de Jerusalén querían despertar a la novia de su dulce sueño. Pero el Rey les hace jurar que no lo hagan, sino hasta que ella quiera. El les hace este llamado tres veces en el libro de Cantares (2:7; 3:5; 8:4). En la última referencia no menciona las ciervas, ya que ella ha madurado y no se deja asustar ni influir fácilmente (Efe. 4:14).
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*• ¸.•* Corzos y ciervas❀
El Rey compara al amor con los corzos y las ciervas.
Éstos son animales que pertenecen a la familia de los venados. Son bellos, pero delicados. Tienen una naturaleza sensible, por lo que se asustan con facilidad.
¿En qué se parecen éstos animalitos con el amor?
Su similitud estriba en que si se les presiona, lo único que provocará es ahuyentarlos, en lugar de atraerlos. El amor no se puede forzar, sino hasta que quiera. Cada quien tiene su tiempo.
Por muy maravilloso que sea lo que Dios tiene para nosotros, Él no nos obliga a nada. Tampoco debemos hacerlo nosotros con los demás, ya que podemos echar a perder el entusiasmo de alguien para acercarse al Señor.
Sólo Dios conoce el tiempo indicado de cada persona…y cuando llegue, Él mismo despertará su espíritu, tal como veremos que ocurrirá con la Novia de Cantares.
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Oremos juntas:
Gracias, Señor, porque aún en medio de este mundo agitado he podido encontrar reposo en Ti. Gracias porque has tenido paciencia conmigo. Me has mostrado Tu Amor, y me has revelado quién soy en Ti. No permitas que me despierten antes de tiempo. Pero cuando llegue mi tiempo, despiértame, Señor. No permitas que me quede dormida en mis laureles. Suena la trompeta como alarma, y despiértame de ese sueño reparador.
En el nombre de Jesús, Amén.

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