¿UNA IGLESIA DINÁMICA O UNA IGLESIA MURIENDO?

Dios bendecirá cualquier movimiento, o cualquier iglesia en la medida que esta opere en Sus términos, para Sus objetivos y a través de Sus medios. En el momento en que tratamos de vivir en nuestros propios términos, para lograr nuestros propios objetivos, el Espíritu de Dios es contristado y retirado de toda participación activa.

Antes de que Jesús ascendiera al cielo, Sus últimas palabras y el mandato a Sus discípulos fueron registrados en Hechos 1:8 “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” En Hechos 2, los discípulos recibieron poder y se convirtieron en testigos audaces y valientes en Jerusalén. En Hechos, capítulos 3 y 4, fueron testigos en Jerusalén. En Hechos, capítulos 5, 6 y 7, seguían siendo testigos en Jerusalén. ¡Todavía están en la etapa uno! Las ruedas están girando pero no van a ninguna parte más allá de Jerusalén.

Esto, no fue tan sólo unas semanas, sino meses y posiblemente, hasta años pasaron, y los discípulos se mantuvieron en Jerusalén. Con todo seguro, y cómodo, nadie se aventura a ir a Judea o a Samaria ¿Y qué es lo que hace Dios al respecto? Trastorna su comodidad, y la iglesia de Jerusalén se enfrenta a una fuerte oposición, que comenzó con el martirio de Esteban. Pero aquí están las consecuencias: Hechos 8:1 dice: “Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria”, los mismos lugares a los que se les había dicho que debían ir. Se convirtieron en una iglesia impulsada por la persecución - impulsada a la obediencia.

¿Quiénes entonces de Jerusalén llevaron luego el evangelio a Judea y Samaria? “Todos, excepto los apóstoles”. La evangelización no es la tarea profesional de unos pocos, sino de toda la Iglesia llevando el evangelio completo a todo el mundo. A pesar de que vivimos en una era diferente, podemos mirar hacia atrás en la historia de la iglesia en Jerusalén, y ver hasta qué punto estamos mirando en un espejo. La pureza, la plenitud y la experiencia del evangelio en nuestras propias vidas están relacionadas con estar o no en la misión de Cristo. En el momento en que la Iglesia en Jerusalén comenzó a mezclar sus propios intereses con la agenda de Cristo, se produjo una caída en el poder, alcance y crecimiento.

Algunas veces Dios nos sacará de nuestras zonas de comodidad para ponernos en nuevas vías de servicio para Él, que pueden implicar un riesgo. Si congregacionalmente queremos ser parte de un movimiento de Dios, será solamente en la medida que individualmente llevemos nuestras vidas de acuerdo con los propósitos de Jesucristo. Y cuando lo hacemos, ¡no hay nada más emocionante que ver lo que Dios hace!

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“Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria”. 
Hechos 8:1 (NVI)

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