Dios está con nosotros en medio de la prueba

_Lectura Matutina_
Mayo 31

“El rey iba pasando el torrente Cedrón”. 2 Samuel 15:23

DAVID cruzó aquel tenebroso torrente cuando huía, con su desconsolado séquito, de la presencia de su hijo traidor. El hombre que era según el propio corazón de Dios no estuvo exento de la aflicción; su vida fue muy atribulada. Él fue no sólo el Ungido del Señor, sino el Afligido del Señor.

¿Por qué, pues, nosotras esperamos librarnos del dolor? En las puertas de la aflicción, los más nobles hijos de Dios aguardaron con ceniza sobre sus cabezas; ¿por qué, entonces, os maravilláis como si alguna cosa peregrina os aconteciese?

El mismo Rey de reyes no fue favorecido con una senda más placentera o real. Él pasó la sucia zanja del Cedrón, por la que corría la suciedad de Jerusalem. Dios tuvo un Hijo sin pecado, pero no tuvo un solo hijo sin disciplina. Es motivo de grande gozo saber que Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza. ¿Cuál es nuestro Cedrón esta mañana? ¿Es un amigo infiel, una sensible desgracia, un reproche calumnioso o un triste presentimiento? El Rey lo pasó todo.

¿Es un dolor físico: pobreza, persecución o desprecio? Por todos estos Cedrones ha pasado ya el Rey. Él gustó todas nuestras aflicciones.

La idea de que estamos solas en nuestras pruebas debe eliminarse de una vez para siempre, pues el que es la Cabeza de todos los santos conoce por experiencia el dolor que solemos considerar exclusivamente nuestro.

A pesar de su humillación, David volvió en triunfo a su ciudad; y el Señor de David se levantó
victorioso de la tumba. Estemos, entonces, de buen ánimo, pues sacaremos agua con gozo
de las fuentes de la salud, aunque ahora, por un tiempo, tengamos que pasar por los nocivos arroyos del pecado y de la aflicción.

Desde las Lecturas Matutinas de Spurgeon 📝


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